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Mohamed VI asesta un doble golpe a los islamistas marroquíes

Interior destituye al regidor de la única gran ciudad controlada por la oposición

Los islamistas marroquíes están en horas bajas. A través de su primer ministro, Abas el Fassi, y del titular de Interior, Chakib Benmusa, el rey Mohamed VI les ha asestado dos varapalos a tan sólo cuatro meses de unas elecciones municipales en las que esperaban conquistar más ciudades.

El primer bastonazo lo recibió, en enero, Abdelilá Benkirán, secretario general del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), la formación islamista moderada que obtuvo en las legislativas de 2007 el mayor número de sufragios, pero no de escaños. Benkirán fue elegido hace seis meses al frente del partido, el único de base religiosa legal, y con ese motivo el monarca le envió un telegrama elogiando su "patriotismo y sagacidad".

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Cuando en enero cientos de miles de marroquíes se echaron a las calles para expresar su solidaridad con los palestinos de Gaza, el soberano se puso a la cabeza de la manifestación. Multiplicó las iniciativas de apoyo a las víctimas del ataque israelí (traslado de heridos a hospitales marroquíes, envío de médicos, etcétera).

En una reunión del partido, Benkirán alardeó entonces de haber soplado a Mohamed VI una de las ideas que anunció con boato: la apertura de una cuenta para recaudar donaciones para Gaza. Las palabras de Benkirán fueron recogidas por el diario Al Massae. El líder islamista se vio obligado a desmentirlas mediante una ininteligible declaración.

Pese a la celeridad del mentís, el primer ministro publicó un comunicado acusando a Benkirán de caer en "cálculos políticos barriobajeros". Las iniciativas reales, proseguía, "obedecen a motivaciones puramente humanitarias y no a influencias externas (...)". "Es jurídica y políticamente inaceptable implicar a su sagrada majestad el rey". En resumen: nadie puede suplantar a Mohamed VI cuando se trata de la causa palestina.

El segundo rapapolvo real estuvo dirigido al conjunto del partido. Chakib Benmusa, el ministro de Interior, designado por el rey, destituyó a Abubakr Belkora como alcalde de Mequinez (norte). Era la única gran ciudad en manos del PJD, que también controla algunas otras urbes menores.

Un organismo que depende de Interior, la Inspección General de la Administración Territorial, halló irregularidades en la gestión municipal. Además de cargarse al alcalde, el ministro trasladó a la fiscalía los indicios de delito que encontró. El alcalde ya provocó la ira real hace casi cuatro años cuando Mohamed VI visitó Mequinez. Descubrió estupefacto que la ciudad carecía de transporte público. Le echó entonces una bronca monumental.

Si, tras el desliz sobre Gaza, Benkirán se disculpó, esta vez no se doblegó. Acompañado por Belkora y la cúpula del partido, organizó una rueda de prensa en Rabat en la que manifestó sus "dudas sobre las intenciones que inspiran" la revocación. Después se marcharon a Mequinez para protestar concentrándose ante el Ayuntamiento.

Cuando faltan cuatro meses para unos comicios municipales que los islamistas se prometían felices, la inesperada destitución hace añicos la imagen de honradez y transparencia que el PJD intentó forjarse. Mequinez puede ahora convertirse en un lastre para su campaña electoral.

A los responsables islamistas, el trance por el que pasan les retrotrae a las semanas posteriores a los atentados de Casablanca en mayo de 2003. Fueron acusados entonces de crear un caldo de cultivo favorable al terrorismo. El partido se vio obligado a acatar la "recomendación" de Interior y restringir su participación en las municipales de septiembre de 2003.

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