El tiesto
El diccionario evita que el dicho parezca una grosería: "Mear fuera del tiesto. Salirse de la cuestión, decir algo que no viene al caso". Los telediarios están llenos de casos a los que se les puede aplicar el refrán. En primer lugar, la cacería. Estéticamente, un desastre. Mear fuera del tiesto. Ahora bien, España está llena de cotos de caza, y por tanto de gente cazando. ¿Hemos descubierto ahora que después de la cacería hay cadáveres? ¿El asunto es que cazó un juez, y que con el juez estaba el ministro de Justicia? Pues parece que sí, que la imagen es la denuncia. No es que conspiraran "contra el PP": es que cazaban. ¿Si hubieran quedado rastros de carmín, o de café, habría habido foto? ¿Habría habido caso?
Hay que saber dónde está el tiesto para mear en su sitio. Ahora buscarán el cerco de Garzón y Bermejo hasta que alguien se pregunte: "Pero, ¿hubo alguna vez un caso grave de corrupción que llevaba un juez y que afectaba a un partido político?". No, sólo hubo una cacería. Y una foto, claro, a toda plana.
El tiesto. Hay que saber dónde está. Había una imagen ayer en el telediario de TVE: era Jerónimo Saavedra vestido de pirata, en el Carnaval de Las Palmas. Cuando le dijo a Carmelo Rivero en la televisión canaria que Bermejo debía dimitir iba de traje; aquí iba de pirata. Quizá la transformación ilustra el calificativo que tiene ahora para sus compañeros: ¿meó fuera del tiesto, o sabía dónde estaba el tiesto este pirata nuevo?
Y finalmente, Luis Herrero. Grave lo que le ha hecho el dictador al eurodiputado y comentarista. El eurodiputado debe hablar con el comentarista: si estás observando, espera a hacer todo el trabajo, porque si no pones en peligro al eurodiputado, o más bien lo que hace el eurodiputado. Si tienes una misión, que no te la interrumpa el pronto tertuliano. Estás en una misión, espera. Aquí mandó hace poco a cagar al presidente; está en su derecho de hacerlo (él, de mandarlo a cagar y el presidente, de hacerlo). Pero se ve que Chávez, desde hace años, no permite otros tertulianos que a los que le ríen las gracias, y decirle dictador lo toma peor que como Zapatero habrá tomado el otro exabrupto. Allí no es como aquí: se sabía.
Esta dualidad político-tertuliana es frecuente en España. Ahora vienen las elecciones y a lo mejor el partido de Herrero le alivia al político de la tortura de estar meando a la vez en los dos tiestos, en el de la política y en el del periodismo.
Que son dos tiestos cuyos alrededores andan bastante encharcados.
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