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Columna
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¿Europa, hay alguien ahí?

Francisco G. Basterra

Europa está tumbada en el diván de Freud en Viena. Espera la llegada al Viejo Continente del mesías Obama, el 2 de abril en Londres, y a continuación la cumbre de la OTAN, 60 años ya de alianza transatlántica, en Estrasburgo y en la localidad alemana de Khel, sin saber cómo responder a la oportunidad que le ofrece la llegada del presidente negro a la Casa Blanca. Como si después de aguardar ocho años la caída del torpe George Bush, saco de todos los golpes, ¿se acuerdan del "contra Franco vivíamos mejor"?, acabada la excusa, ahora los europeos no supiéramos concertar una respuesta a la altura del peso demográfico, económico, comercial, social y cultural de la Europa unida. Cómo volvernos imprescindibles en el nuevo reparto mundial.

Apuntan peligrosos indicios de cacofonía europea, incluso de nacionalismo antieuropeo

Apuntan peligrosos indicios de cacofonía europea, incluso de nacionalismo antieuropeo. Sarkozy sugiere condicionar las ayudas públicas a la industria automovilística nacional a mantener la producción en Francia y no comprar piezas en terceros países. La República Checa denuncia el proteccionismo de Francia. En Reino Unido se enciende la llamada de "empleos británicos para trabajadores británicos", expulsando a italianos y portugueses. Reino Unido cierra sus fronteras a un diputado holandés muy crítico contra el islam, lo que cuestiona la libertad de circulación de los europeos y los límites de la libertad de expresión, un valor profundamente europeo. La nueva y la vieja Europa se enfrentan por el nacionalismo económico. El presidente francés y los ministros de Finanzas alemán y holandés cargan contra el plan Brown de recuperación económica. Queda mes y medio para adoptar una postura común europea en la reunión del G-20 ampliado en Londres. Italia está replegada sobre sí misma, lo mismo que España. La Comisión Europea en Bruselas, que ya está de salida: no sabe, no contesta. ¿Barroso, hay alguien ahí? La canciller Merkel, líder del país más grande y más fuerte económicamente de Europa, está desaparecida. Nadie habla por Europa. ¿Quién está al timón para gobernar en una sola dirección? Encantados con el cambio en Washington pareciera que los europeos, dispersos, aspiráramos únicamente, en palabras del Economist, "a recoger algo del polvo mágico de Obama". No va a ser suficiente.

Polvo que en sus primeras pruebas de realidad ha empezado a perder sus cualidades mágicas: dimisión del secretario de Comercio, republicano, y como se ha visto en la votación del plan de estímulo económico, la quiebra del sueño de una política transversal bipartidista; el Daschlegate, el que iba a ser el zar de la revolución en la sanidad, corrompido por los lobbys y perdido para la causa Obama, con el previsible daño para la reforma social más importante del nuevo presidente. Y algunos tropiezos más en los nombramientos de su dream team.

El miércoles, un grupo de damnificados de la construcción desplegaba ante el Congreso, donde tenía lugar el debate sobre la crisis, un cartel con la foto del presidente norteamericano que rogaba: "San Obama, sálvanos. Nuestros políticos son incapaces". La fe en que Obama tendrá un impacto positivo sobre la política internacional es enorme en Europa: desde un 77% de la población británica hasta un 92% de los ciudadanos de Francia. Europa, sin embargo, no es una prioridad para la nueva Administración. Obama no citó a Europa en su discurso de toma de posesión; tardó tres días en llamar al primer líder europeo, a Gordon Brown; en su primera jornada en el Despacho Oval telefoneó a los dirigentes de Israel, Egipto y Jordania.

Pero para Europa sí es prioritaria la relación transatlántica. El presidente Zapatero reconocía el jueves que Europa debe ser también "capaz de responder a esas expectativas [producidas en Washington] y estar a la altura de las circunstancias". El vicepresidente de EE UU, Joe Biden, vino a Múnich para presentar la nueva filosofía internacional de la presidencia Obama. "Escucharemos. América necesita al mundo tanto como el mundo necesita América". Lo que necesita Obama no es un coro de admiradores, sino socios: en Afganistán, en el cierre de la prisión de Guantánamo y en sus relaciones con Irán y Afganistán.

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Pero también Obama avisa que pedirá más a sus socios. Sí, Guantánamo, la acogida de algunos presos. Y Europa mete la cabeza bajo el ala. El jefe del Gobierno español abandonó el jueves por un par de horas el ombligo cinegético nacional, para hacer una bienintencionada incursión en la política exterior, en la que insistió en que no podemos desaprovechar "la oportunidad Obama". Intervención que prácticamente ha pasado desapercibida, un signo más del escaso aprecio de la opinión pública y publicada por las cuestiones internacionales. Presentó los objetivos de la presidencia española de la UE, que comenzará el 1 de enero de 2010, en un acto organizado por la Asociación de Periodistas Europeos en la fundación Carlos de Amberes. Zapatero se declaró dispuesto a "asumir más responsabilidades en mantener la paz y seguridad internacional, en el entorno más cercano y también en el lejano, cuando esté en riesgo la paz mundial". El presidente concluyó diciendo que con "el colapso de los grandes modelos heredados del siglo pasado" sólo nos queda un modelo. "Ese modelo es Europa, es la pax europea". Dios le oiga.

fgbasterra@gmail.com

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