Los Mossos investigan el entorno profesional del ejecutivo asesinado
Los investigadores reconstruyen los negocios y las amistades de la víctima
El entorno profesional. Ésa es la pista que siguen los investigadores de los Mossos d'Esquadra para esclarecer el móvil del asesinato de Félix Martínez Touriño, director general de la sociedad gestora del Centro Internacional de Convenciones de Barcelona y que recibió un tiro en la cabeza el pasado lunes.
La policía autonómica admite sin reparos que la resolución del crimen presenta una gran dificultad y de ahí la necesidad de evitar cualquier filtración que pueda perjudicar las pesquisas. Los agentes cuentan, además, con un secreto de sumario decretado con el juez como garantía teórica para asegurar la discreción de las investigaciones.
Con todo, y pese a que todavía es muy pronto para descartar cualquier vía, los Mossos consideran que el asesinato no guarda ninguna relación con la vida personal ni sentimental del fallecido, un hombre soltero de 36 años que vivía por y para su trabajo. Al menos, eso es lo que explican quienes le trataron a lo largo de su trayectoria profesional, vinculada primero a la dirección de diversos hoteles muy selectos de la ciudad, como el Front Marítim y el AC Barcelona y, posteriormente, como director del Centro de Convenciones Internacionales de Barcelona.
"¿De qué nos sirve ahora tener huellas si no las podemos cotejar?"
El rastro que en estos momentos parece más fiable es la investigación de las relaciones profesionales que mantenía Martínez Touriño y, muy especialmente, el círculo internacional de esas actividades empresariales. Pero para llegar a ese punto, la policía ha de reconstruir la vida de la víctima, empezando por sus negocios, amigos y familiares. Esa labor lleva un tiempo y podría servir para descartar definitivamente el móvil sentimental o personal.
Aunque a estas alturas de la investigación todo lo que se escriba no deja de ser más que especulaciones, la policía autonómica confía en que la reconstrucción de las relaciones profesionales de la víctima sirva para centrar el caso en dos hipótesis: que se trate de un crimen por encargo o que sea una cuenta pendiente de negocios resuelta directamente por la persona afectada. "Una u otra se acabarán aclarando, pero necesitamos tiempo", explican fuentes policiales, que admiten que la dificultad añadida del caso es que "en principio parece que se trata de una persona honesta y normal, sin enemigos declarados".
Hasta que ese círculo de la investigación no se empiece a acotar, la policía autonómica no tiene la intención de tomar declaración a las personas relacionadas con las actividades profesionales de Martínez Touriño. Se trata, en definitiva, de no preguntar en vano, sino de centrar los interrogatorios en los detalles o las pistas que puedan resultar fiables.
"Todas las demás supuestas pistas que se dice que siguen los Mossos, está bien para que lo escribáis los periodistas, pero ahora sirven de bien poco", explican las mismas fuentes. En este sentido, los investigadores consideran intrascendente que el asesino haya podido dejar sus huellas en el arma empleada para el crimen y que arrojó a un contenedor de escombros después del asesinato. O las encontradas en un taxi contra el que se apoyó cuando huía a la carrera. "Si el asesino tiene antecedentes, se pueden cotejar esas huellas con las que constan en los archivos, pero si no, ¿de qué nos sirven ahora?", se preguntan fuentes de la investigación.
Lo mismo ocurre con algún supuesto cabello o resto de piel que pudiera contener la bufanda o el abrigo que el asesino empleó para esconder su identidad. "¿Con qué ADN se compara el que obtengamos de esas muestras?", se preguntan los investigadores. Así las cosas, pues, parece razonable pensar que el autor del crimen no tenía antecedentes policiales ni penales y de ahí que actuara con semejante desparpajo. Pero todo son especulaciones, insisten una y otra vez los Mossos.
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