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La Xunta demora la primera piscifactoría de su plan acuícola

Sigue en espera la construcción de una granja de cría de oreja de mar en Muros

No acaba de arrancar el Plan Galego de Acuicultura, uno de los proyectos que más costó llevar adelante al Gobierno bipartito de la Xunta y también de los más denostados, con fuerte oposición ecologista y vecinal. Cinco meses después de la aprobación de un mapa que establece construir o consolidar en el litoral gallego 26 granjas marinas (13 de nueva creación y 13 ampliaciones), se demoran los trámites para poner en marcha la primera de éstas, la de cría de oreja de mar en Muros.

Un proyecto empresarial que sigue en espera pese a no suscitar rechazo social y en contra de las promesas de Touriño de agilizar al máximo la aplicación del plan acuícola y "dar luz cuanto antes" a esas 26 plantas. Precisamente por la falta de oposición vecinal, a diferencia de las activas plataformas contra las granjas proyectadas en Camelle (Camariñas), Quilmas (Carnota), Laxe Brava (Ribeira) o Merexo (Muxía) -todas ellas recurridas en los juzgados-, Pesca pretendía empezar a aplicar su plan con esa planta marina en la parroquia de Tal, en Muros.

Los vecinos que presentaron alegaciones nunca obtuvieron respuesta

Pero sigue sin aprobarse, a pesar de que la Xunta lo había anunciado para diciembre de 2008, el imprescindible proyecto sectorial que fija las condiciones urbanísticas y empresariales de una piscifactoría promovida por Galician Marine Aquaculture (GMA). Es una empresa nacida bajo el paraguas de la Universidad de Santiago y participada, en calidad de socios financieros, por una de las fundadoras de Zara, Rosalía Mera, y la sociedad de congelados Frigoríficos Fandiño.

Unos promotores que llevan casi cinco años aguardando a sacar adelante su proyecto para producir en Muros oreja de mar destinada al mercado asiático. Con el aval del Ayuntamiento, que declaró en 2004 el proyecto de "interés estratégico social", empezó a hacerse ese mismo año con los terrenos necesarios, unos 25.000 metros cuadrados en una zona virgen de la costa, al pie del mar y clasificado como suelo rústico de protección de costa.

Pero hubo que esperar a que Pesca restructurara el plan heredado de la Xunta del PP (le llevó más de dos años) e incluyera esta granja de Muros en el documento aprobado en agosto de 2008. Ansiosos por iniciar la construcción de una planta que acumula ya mucho retraso, los promotores solicitaron hace unos meses la licencia municipal. Pero les fue denegada porque falta el imprescindible proyecto sectorial que debe acompañar cada una de las 26 granjas previstas. Ese mismo documento que la Xunta prometía sacar adelante en diciembre de 2008 y sigue aún hoy pendiente.

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La larga y tortuosa tramitación de esta piscifactoría está plagada de claroscuros. En Tal, es generalizada la indiferencia o incluso el desconocimiento sobre la macroinstalación que se ubicará en A Piela, al pie de la playa rocosa de Seixal y frente al islote de Santa Catalina. El proyecto, que requirió la compra de 300 parcelas, se sometió a exposición pública pero fue en agosto de 2006 y en unos despachos de Pesca en Santiago. Dos vecinos que presentaron alegaciones nunca tuvieron respuesta oficial. No hay ley de costas o de protección del paisaje que frene esos planes acuícolas. El hecho de que se asiente en suelo rústico protegido -como la restantes piscifactorías previstas- se esquiva al declarar el proyecto de "incidencia supramunicipal".

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