"España debería estar orgullosa de sus jueces, no disculparse"

Llegó al barrio más poblado de Gaza 15 minutos después de que Israel lanzara una bomba de una tonelada para matar a un terrorista de Hamás que tres días antes había pactado un alto el fuego. "Llegué a tiempo para oler de cerca la muerte. Vi cómo sacaban los cuerpos, 14. Muchos niños", recuerda Raji Sourani, de 55 años, director del Centro Palestino de Derechos Humanos. Seis años después, ha llevado el caso a la Audiencia Nacional y presentó otros parecidos en Reino Unido, Suiza y Nueva Zelanda. Pasó preso seis años. "Sufrí en mi piel la tortura israelí", asegura. La Autoridad Palestina también le detuvo. "Sólo un día, pero fue el más amargo".

Pregunta. ¿Por qué ha acudido a la Audiencia Nacional?

Respuesta. Ante la ley de la selva, la justicia universal es mi única herramienta para defender a las víctimas de los crímenes de guerra. Pensamos que España es un Estado fuerte con jueces independientes.

P. ¿Se arrepiente? ¿Le ha decepcionado el Gobierno?

R. Blair pidió disculpas a Israel y dijo que trataría de cambiar la ley cuando fuimos al Reino Unido. Se dictó una orden de busca y captura y el Gobierno británico avisó una hora antes al criminal de guerra. No me esperaba esta respuesta española. El Gobierno debería enorgullecerse de la independencia de sus jueces, no disculparse. Europa se avergonzaría de hacer algo así, ¿por qué permite que otros lo hagan? La conspiración del silencio los convierte en cómplices.

P. ¿Qué cree que pretendía Israel con aquella bomba?

R. No fueron daños colaterales. Israel sabía que morirían muchos civiles. Incluso discutieron sobre el peso de la bomba: no menos de una tonelada para garantizar la masacre. Sabían de antemano lo que pasaría, pero la sangre palestina es muy barata. Tiene inmunidad política. ¿Se imagina una bomba de una tonelada en el centro de Madrid para matar a un terrorista?

P. Estuvo preso en Israel y dice que fue torturado.

R. Sí, buscaban lo que quieren de todos los palestinos, que al final del día nos rindamos, que seamos buenas víctimas, y aceptemos la ocupación. Lo único que todo el poder de Israel no puede conseguir. Ni con la tortura.