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Las secuelas del vendaval

El edificio hundido en Sant Boi había pasado todas las revisiones

La nave fue diseñada por la ingeniera municipal, de acuerdo con la ley

El túnel de bateo para béisbol que se hundió el pasado sábado en Sant Boi (Baix Llobregat) y que causó la muerte de cuatro niños había pasado todas las revisiones sin problemas, según el alcalde. La última, en el 2002, la firmó el arquitecto de la Diputación de Barcelona Juan Andrés Hernando. En el informe que hizo sobre los diversos equipamientos deportivos del municipio se dice específicamente de la nave que albergaba el túnel de bateo que se encuentra "en muy buen estado", que es de "buena calidad" y se añade que es "el mejor de Cataluña".

Sant Boi es, junto con la localidad vecina de Viladecans, la cuna del béisbol catalán: entre ambas hay una gran rivalidad en este deporte y ambas cuentan con fuertes canteras.

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El informe de Hernando, explicó ayer a este diario el alcalde, Jaume Bosch (PSC), hizo que las inversiones municipales no incluyeran ninguna partida para el túnel. "Teníamos previsto actuar en las gradas, el césped y los vestuarios, pero no el túnel porque no necesitaba ningún tipo de intervención", precisó ayer Bosch.

Las inversiones para mejoras en gradas, vestuarios y césped ascendían a 1,5 millones de euros, pero no se trataba de actuaciones de urgencia y ninguna de ellas tenía relación con el edificio que acogía el túnel de bateo. "Relacionar el accidente con las mejoras no realizadas sería tan absurdo como decir que se ha hundido el techo de la habitación de una casa porque no se han cambiado las sillas de la cocina", precisó gráficamente una fuente municipal.

El proyecto del edificio, que se construyó en el año 1993, no fue visado por el Colegio de Arquitectos. Al ser un equipamiento municipal, la ley no lo exigía. Podía hacerlo un arquitecto o un ingeniero, en este caso lo redactó la ingeniera de caminos municipal, Carme Ruiz, que sigue trabajando en el Consistorio como directora de Territorio. La construcción fue supervisada por la Generalitat, que, el 16 de marzo de 1993, subvencionó la obra con 30 millones de pesetas.

En aquella época, los edificios debían construirse de modo que soportaran ráfagas de hasta 100 kilómetros por hora y éste cumplía la normativa. El sábado pasado la ráfaga máxima se registró entre las diez y las once de la mañana y fue de 122,2 kilómetros por hora. La normativa actual exige la resistencia a ráfagas de hasta 200 kilómetros.

Un portavoz del Colegio de Arquitectos reconoció ayer que en el momento de realizarse el edificio no era necesario el visado colegial, de modo que cumplía la totalidad de las normas existentes. Lo mismo ocurre en lo referente a la existencia al viento. Siempre según el mismo portavoz, la normativa vigente en España en esa época, aprobada en 1988, distinguía entre edificios en función de su ubicación respecto al viento y de su resistencia al mismo, según el tipo de obra. El de Sant Boi se hallaba incluido en la franja mínima: resistencia exigible hasta 100 kilómetros hora.

Más información en páginas 3 a 5

Un niño con una gorra del Club de Béisbol de Sant Boi contempla el paso de uno de los coches fúnebres.
Un niño con una gorra del Club de Béisbol de Sant Boi contempla el paso de uno de los coches fúnebres.AFP

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