Arabia Saudí se compromete a aportar 750 millones para la reconstrucción
La primera cumbre económica de la Liga Árabe arrancó ayer en la ciudad de Kuwait con la promesa de 750 millones de euros en ayudas para la reconstrucción de Gaza. Muchos millones pero apenas un único donante: Arabia Saudí. El rey Abdulá Bin Abdulaziz aseguró que ningún tema -y menos el carácter exclusivamente económico que pretendía tener esta reunión- era comparable a la defensa de la vida y la dignidad. Y, sin duda, Gaza se va a convertir casi en el único asunto de trascendencia de esta cumbre.
De momento, sólo el anfitrión ha secundado la iniciativa saudí, con la promesa de aportar 26 millones de euros para la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, en sus siglas en inglés). Los detalles sobre el destino de esa ayuda no se concretarán hasta la cumbre que estos 22 países celebrarán el 21 de marzo en Doha (Qatar), así que no se puede decir que lo consideren una cuestión de urgencia.
Kuwait es un buen ejemplo de la contradicción que existe en el mundo árabe respecto a la situación palestina. La escasa ayuda comprometida para los ciudadanos de Gaza contrasta con la generosidad -377 millones de euros- del emir de Kuwait, Sabah al Ahmed al Sabah, a la hora de lanzar un fondo de apoyo financiero para las pequeñas y medianas empresas y los 1.509 millones que espera conseguir en esta cumbre para ese fondo. Eso sí, no faltaron duras palabras de condena contra Israel y el apoyo unánime a los "hermanos" palestinos.
Los cálculos de los expertos sobre el coste de la reconstrucción de Gaza tras este último ataque israelí apuntan a entre 1.132 y 1.509 millones de euros. Para ir avanzando, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunció el envío de una comisión especial a Gaza esta semana con el fin de evaluar las necesidades. Ban aprovechó su participación en la inauguración de la cumbre económica en Kuwait para pedir el apoyo de los países árabes al presidente palestino, Mahmud Abbas, muy cuestionado entre los líderes de la región, sobre todo Siria, por su supuesta "debilidad" frente a Israel.
De hecho, el monarca saudí advirtió que la división mostrada por los países árabes y la de los propios palestinos era "más peligrosa que la agresión israelí". Se refería, así, a las distintas posiciones mostradas por Egipto y Arabia Saudí, por un lado, que apoyaban un acuerdo entre Israel y los palestinos, y por otro Siria y Qatar, que ayer mismo apostaban por declarar a Israel "entidad terrorista". El emir kuwaití impulsó un encuentro improvisado para intentar limar las diferencias.
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