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Reportaje:

Un rival de fórmula 1

El ex piloto Carlos Reutemann se lanza a la carrera de las presidenciales argentinas de 2011

Soledad Gallego-Díaz

La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha retomado su agenda política normal, suspendida la semana anterior tras sufrir "una lipotimia y un cuadro de descompensación y deshidratación leve", según aseguraron fuentes de la Casa Rosada. La presidenta, que tuvo que aplazar su esperada visita oficial a Cuba, viajará hoy finalmente a La Habana para reunirse con Raúl Castro y el día 21 se desplazará a Caracas, donde se entrevistará con Hugo Chávez.

La indisposición de la presidenta fue achacada al calor que sufrió Buenos Aires durante unos días, pero dio origen a toda clase de rumores al ampliarse el plazo de 48 horas de descanso que, en teoría, le habían recomendado sus médicos. Fuentes oficiales aseguraron que la exigencia de reposo se había ampliado para hacer otros controles clínicos.

Parece un buen candidato para los Kirchner si no ven posible repetir

El viaje de la presidenta de Argentina a Cuba planteará, como siempre que se desplaza fuera del país, un problema protocolario. En teoría, cuando Cristina Fernández viaja fuera del país, se debería hacer cargo de la representación presidencial el vicepresidente, Julio Cobos. Pero en la práctica eso no sucede, porque la relación entre los dos políticos está completamente rota desde que el voto negativo de Cobos inclinara la balanza del Congreso e hiciera perder a la presidenta su crucial ley "del campo". A partir de ese momento, el vicepresidente se encuentra totalmente aislado del Gobierno, con unos ministros que le evitan cuidadosamente. Incluso el canal oficial de televisión parece ignorar su existencia: el último fin de semana transmitió un Festival de Doma y Folklore al que asistía Cobos sin recoger ni una sola imagen de este político. Anécdotas aparte, lo llamativo es que, en ausencia de la presidenta, es su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, que se queda en Buenos Aires, quien se hace cargo de la actividad política cotidiana y quien, si es necesario, contacta con los miembros del Gabinete.

El verano argentino, que otros años ha permitido disminuir mucho el ritmo político del país, está siendo en esta ocasión rico en movimientos y declaraciones, probablemente porque ya están a la vista las importantes elecciones legislativas del próximo mes de octubre. Los políticos peronistas, en concreto, están ya dedicados a lo que más les gusta y más tiempo les consume: los movimientos internos para ver quién se va situando como alternativa de poder. La batalla más difícil para el Gobierno, hasta octubre, probablemente es la de encontrar un buen candidato a senador por Buenos Aires capital federal, un distrito en el que los Kirchner han sufrido un enorme bajón de popularidad y en el que el ex presidente y actual líder del Partido Justicialista necesita recuperar protagonismo.

Sin embargo, la principal novedad del verano no es la candidatura justicialista en Buenos Aires, sino la repentina e inexplicable irrupción en la lejana carrera presidencial de 2011 de Carlos Reutemann, ex corredor de fórmula 1 y poderoso hacendado de la provincia de Santa Fe, de la que actualmente es senador.

Reutemann, hombre de pocas palabras, hasta el extremo de que los periodistas las cuentan (algunos dicen que el récord está en 20 seguidas), se ha colocado en la parrilla de salida para la nominación del Partido Justicialista, junto con Felipe Solá y otros candidatos. Lo asombroso es que Néstor Kirchner no aparenta estar molesto, lo que hace desconfiar a la oposición. Para algunos, Reutemann, que se ha caracterizado por no levantar las alfombras de los despachos a los que llega, es un buen candidato para los Kirchner en 2011, caso de que ni la presidenta ni su marido vean posible repetir. Para otros, se trata simplemente de poner una piedra en el camino de otro posible candidato presidencial: el socialista Hermes Binner, gobernador de Santa Fe, que saldría muy reforzado de las legislativas de octubre si su candidato, Rubén Guistiniani, presidente del PS, consiguiera arrebatar el escaño al peronista Reutemann.

Desde ese punto de vista, Kirchner podría tratar de dar un empujón a Reutemann con la idea de que no es sólo un candidato a senador, sino un senador que se puede convertir en el próximo presidente de la República.

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