_
_
_
_
Crítica:LIBROS | Narrativa
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El novelista vagabundo

Braila es una ciudad rumana a la orilla del Danubio, ya cerca del delta. A finales del siglo XIX, Panait Istrati, hijo de una lavandera y de padre desconocido, creció allí, Braila era uno de los puertos danubianos más activos y prósperos gracias a la proximidad con el mar Negro y el tráfico de mercancías que iban y venían desde Europa hasta Bulgaria, Grecia, Turquía y Oriente Próximo. Por los barrios de esa ciudad se repartían las comunidades de las etnias germánica, rumana, griega, turca, macedonia, gitana, albanesa y de otras procedencias del Oriente Próximo. Amplias capas de la población vivían en la miseria; y otras, en cambio, disfrutaban de todos los refinamientos y toda la decadencia del lujo oriental. Aquel variopinto paisaje humano y aquellas abismales diferencias de la fortuna marcaron la conciencia social de Istrati, que tuvo que abandonar la escuela y renunciar a sus pujos de literato para ganarse el pan trabajando en una taberna en condiciones de explotación leonina. Un día se hartó de ello, arrojó al suelo el mandil y se lanzó a largos viajes de vagabundeo que le llevaron por los Balcanes y Oriente Medio. Las experiencias acumuladas en el curso de esos viajes iban a nutrir sus escritos y proporcionarle el característico colorido exótico y cosmopolita, los aromas orientales que los harían muy celebrados en los años veinte.

Kyra Kyralina / El tío Anghel

Panait Istrati

Traducción de Marián Ochoa de Eribe

Pre-Textos. Valencia, 2008

350 páginas. 25 euros

Istrati inventó un álter ego en la ficción, el joven Adrián Zograffi, que en una serie de novelas recorre aquellos mismos escenarios, se cruza con personajes pintorescos, desarraigados, aventureros, bandidos, rebeldes de toda laya, y escucha de sus labios el relato de sus aventuras y de cómo el destino pérfido perdió a sus seres queridos y arruinó sus ambiciones. La nómina de personajes que comparecen en cada confesión suele incluir a otro con el que Adrián se encontrará páginas adelante, y así una vida se enlaza con otra, un relato con otro y una novela con la siguiente. Se ha dicho que esta estructura novelesca, en realidad cadena o guirnalda de relatos, está influida por la literatura de la tradición oral en la que tan ricos eran algunos de los países meridionales por donde Istrati peregrinó. De acuerdo con esa tradición, los personajes se presentan con los atributos más exagerados: el bandido tendrá una estatura ciclópea, una fuerza hercúlea, un hambre pantagruélica y una sed (de vino) homérica. La heroína no será bella sino hechicera, con ojos negros como tizones y su sensualidad innata es capaz de enloquecer de pasión hasta al eunuco más pantuflista. A su alrededor no mariposeará por la noche un galán con su laúd, sino una orquesta entera de galanes, y habrá que dispersarlos no con ruegos, sino a tiros de arcabuz. El rico comerciante sobre el que se ha abatido la desgracia no es que caiga en el alcoholismo, sino que se tumbará en la cama a beber sin tasa, y los gusanos no aguardarán, para empezar a devorarlo, a que muera: lo están royendo ya mientras le cuenta a Adrián cómo perdió a su familia, su fortuna y su fe, y cuál es el sentido de la vida... En la poética vitalista y fatalista de Panait Istrati, la desdicha, la pasión y la crueldad de los malvados son extremos, y la vida una cosa magnífica y terrible que sucede a la intemperie y que es realzada por el valor y el sufrimiento. Fue un autor popular que escribió en rumano y francés con eficiencia y sencillez, como correspondía al modelo de prosa de Gorki, al que admiraba como su maestro y con el que se le comparó. Los medios intelectuales franceses que lo arropaban le condenaron al ostracismo cuando, a su regreso de la antigua Unión Soviética, publicó un libro que adelantaba las críticas de Gide o Koestler. Istrati volvió a Rumania y se dejó morir en 1935. Periódicamente se vuelven a imprimir algunas de sus novelas. Ahora la editorial Pre-Textos publica un tomo con dos de las mejores. -

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_