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Moratinos informa a Rice de su gira por Oriente Próximo

Miguel González

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, habló ayer telefónicamente con la todavía secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, sobre el conflicto de Gaza y su reciente gira por Oriente Próximo, que le ha llevado a visitar cuatro países y a mantener 16 entrevistas en menos de 36 horas.

¿Sirvió de algo el frenético maratón del jefe de la diplomacia española o fue un gasto de energía inútil? La respuesta se conocerá cuando comparezca el próximo miércoles ante la Comisión de Exteriores del Congreso. Si el optimismo -más o menos matizado de cautela, en algunos momentos- de que hizo gala Moratinos durante su periplo no fue producto del voluntarismo, las armas deben callar mucho antes de ese día.

El ministro español recibió la llamada de Rice cuando estaba reunido en Jerusalén con el candidato a primer ministro del derechista Likud a las elecciones del 10 de febrero, Benjamin Netanyahu. A quienes pensaban que, tras la manifestación de Madrid y las críticas de Zapatero, las autoridades israelíes iban a hacer el vacío a Moratinos sorprenderá saber que fue en Israel donde tuvo más interlocutores: el presidente, el primer ministro, la ministra de Exteriores y la presidenta del Parlamento, además del líder de la oposición.

Eso no quiere decir que le hicieran caso. "Nadie influye en Israel, ni siquiera Estados Unidos. Israel actúa siempre según sus propios intereses", afirma un diplomático con larga experiencia en la zona. ¿Entonces? "Israel quiere dar la imagen de que habla con todos, pero no afloja un milímetro la presión militar. De ahí las atenciones a Moratinos", explica otro experto.

Visita de Zapatero

Lo cierto es que Moratinos llegó a Jerusalén con información de primera mano, tras reunirse en Damasco con el mediador turco ante Hamás, Ahmed Davutoglu, y consiguió del presidente sirio, Bachar El Asad, algo que a Israel no podía sino satisfacerle: el visto bueno para que el alto del fuego, que más pronto que tarde habrá que pactar, se base en la propuesta del presidente egipcio, Hosni Mubarak, y por tanto le fortalezca políticamente.

Moratinos se valió de las amistades que tejió durante su etapa como enviado especial de la UE; entre otros, con el ministro de Exteriores sirio, Walid Al Muallem, con quien ayer volvió a hablar. Su gira tenía, además, un objetivo doméstico: ir preparando el terreno para la visita del presidente José Luis Rodríguez Zapatero que, si los acontecimientos no se tuercen de nuevo, planea ir por primera vez a la región en los próximos meses.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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