Disparos de la mente
Quizá sea éste un concepto reprobablemente machista, pero si la trayectoria de un cineasta admitiera un análisis a partir de las musas que han entrado en juego en momentos determinados de su carrera, no sería descabellado afirmar que, en el caso de alguien como Woody Allen, Diane Keaton y Mia Farrow cumplieron su función de manera bastante más ejemplar que Soon Yi.
También podría decirse que a Guy Ritchie no le sentaron nada bien los años Madonna: tras el descalabro de Barridos por la marea (2002) -donde el cineasta se reveló capaz de ir más lejos en el ejercicio de la frivolidad porque-sí que su compatriota Danny Boyle en Una historia diferente (1997)-, Ritchie decidió coger sus señas de identidad para llevarlas al territorio de lo increíblemente extraño con este Revolver (2005) que nos llega a remolque de la reciente -interesante, pero no extraordinaria- Rocknrolla. Revolver es, por decirlo de algún modo, la tradicional película de Guy Ritchie pasada por una batidora conceptual que podría acercar el resultado final a los ejercicios neo-noir del último David Lynch -el que va de Carretera perdida (1997) a Inland Empire (2006)-, pero con el añadido de esos tejidos conceptuales de la cábala que tanto interesaban, por entonces, a la esposa del creador de Lock & Stock (1998). La cosa va de un jugador ex convicto -Jason Statham- que decide enfrentarse a su némesis -un diabólico Ray Liotta-, pero que, para obtener la victoria final, tendrá que lidiar con los laberintos de su ego.
REVOLVER
Dirección: Guy Ritchie.
Intérpretes: Jason Statham, Ray Liotta, André Benjamin, Vincent Pastore. Reino Unido-Francia, 2005.
Género: policiaco.
Duración: 115 minutos.
El resultado tiene el poder de extenuar al espectador más convencido y de disuadir al reticente, pero, al mismo tiempo, apunta una posibilidad -frustrada- de llegar a un nuevo territorio de ambición a partir de lo que ya empezaba a ser -y, de hecho, Rocknrolla lo reafirma- una fórmula gastada por el uso. Hay, eso sí, algunas escenas estimables -un tiroteo en el que Liotta encuentra su principal amenaza en la presunta zona de protección, un clímax (casi) final que saca partido del entorno arquitectónico donde se ubica-, pero disfrutar de ellas lleva consigo el peligro de enervarse con el conjunto.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.