"Mi hermano sabía que iba a morir y quiénes iban a matarlo"

Carlos Martín-Baró logró ayer, casi 20 años después de desearlo con todas sus fuerzas, que la Justicia abriera una investigación sobre la muerte de su hermano Ignacio, asesinado con otros cinco jesuitas, su ama de llaves y la hija de ésta el 16 de noviembre de 1989 en El Salvador. "Estoy muy contento. No tenemos ningún espíritu de venganza, y mi hermano no la hubiese deseado, pero es importante que se sepa la verdad", añadió. "Nacho hubiera cumplido el pasado noviembre 66 años".

Carlos Martín-Baró, de 68, está convencido de que su hermano era perfectamente consciente del peligro: "Llamó a casa horas antes de morir. Nacho dijo: 'No se preocupen, porque estamos protegidos por el ejército'. Creo que se estaba despidiendo, con ironía y con elegancia, como era él". Su hermana Alicia le preguntó cuándo mejorarían las cosas. "Muchas personas van a tener que morir antes de que eso ocurra", respondió Ignacio Martín-Baró. Horas después era asesinado.

La Audiencia Nacional ha visto indicios de delito en 14 antiguos oficiales y soldados del Ejército salvadoreño a quienes los querellantes acusan de haber cometido la matanza de los jesuitas. "Mi hermano conocía a los verdugos. A Salvador le llaman el país de las 14 familias y creo que a uno de ellos llegó a darle clase", añadió Carlos. "Era un hombre extraordinario, que dedicaba todas las horas del día a enseñar o aprender. Le mataron por desnudar al poder y señalar sus carencias".