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Reportaje:

Vuelve Moratín, el viejo látigo de pedantes y arribistas

La Compañía de Teatro Clásico recupera 'La comedia nueva', obra clave del XVIII

Miguel Ángel Villena

Moratín pensó que La comedia nueva o el café, un grito escénico a favor de la reforma del teatro a finales del siglo XVIII, no perduraría más allá de su época. Se equivocó el brillante ilustrado porque no dejó de representarse a lo largo del XIX y la semana pasada, sin ir más lejos, la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) estrenó en Madrid esta obra que fustiga a los pedantes y a los arribistas, retrata el mundo de la escena por dentro y defiende una dramaturgia renovadora y moderna.

Fascinado por la vida y la obra de Leandro Fernández de Moratín (Madrid, 1760-París, 1828), un afrancesado inmerso en las contradicciones de su tiempo, el director Ernesto Caballero ha puesto en pie un montaje donde subraya "la crítica al éxito fácil, a esas operaciones triunfo que han existido siempre y hoy proliferan aún más". "Moratín creó unos tipos muy reconocibles que van desde el insufrible pedantón al oportunista sin escrúpulos pasando por el rebelde que encarna el personaje de don Pedro, que es un trasunto del propio autor", añade.

El texto que lleva a escena la CNTC invita a reflexionar sobre el presente

Desde su doble condición de profesor de arte dramático y de director de escena, Caballero se siente muy satisfecho de que la CNTC se haya decidido a montar una obra del siglo XVIII, una época eclipsada por el teatro del Siglo de Oro y poco vista en los escenarios españoles. "En realidad", explica, "no sé a qué responde esta relativa ignorancia. En el caso de Moratín, sólo escribió seis comedias en su vida y, por ello, salvo El sí de las niñas, que conoce todo el mundo, el resto de su teatro ha sido poco representado". El responsable de la CNTC, Eduardo Vasco, ha puesto en los últimos años un especial empeño en recuperar el teatro neoclásico e ilustrado del XVIII, que observaba la unidad de acción, tiempo y lugar, y lo justifica así: "Desde la Compañía creemos que hay que reconsiderar el repertorio continuamente. No es un caso particular el del siglo que nos ocupa. Los tiempos cambian y muchos de los juicios adversos que pesan sobre algunas épocas y obras pueden y deben ser revisados con una lectura objetiva e imaginativa. Creemos que es parte de la tarea del teatro público investigar, apostar y presentar al espectador esa parte desconocida, pero valiosa de su patrimonio".

La comedia nueva o el café es también teatro dentro del teatro, donde el personaje alter ego de Moratín reclama una reforma de la escena española, que arrincone montajes grandilocuentes y vacíos, e impulse los ideales de la Ilustración. Para ello, el montaje cuenta con una escenografía y un vestuario dieciochescos que Caballero rompe con un tramo final de un enfoque muy contemporáneo. A través del mundillo del teatro y del ambiente de los cafés, que comenzaron a ser populares a finales del XVIII, y con influencias muy visibles de autores que Moratín admiraba como Molière o Goldoni, la obra que lleva a escena la CNTC no sólo deja testimonio de una época, sino que invita a reflexionar sobre el presente. De este modo, cuando se apagan las luces, el espectador puede pensar que las cosas de fondo no han cambiado tanto entre la Ilustración y el principio del siglo XXI.

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