Súper
Por tierra, mar y aire. En el campo y la ciudad. Allá donde aparezca un socavón, donde quiera que unos malnacidos intenten extirpar el bien sobre la faz de la tierra, súper-Espe acudirá en socorro de todos: presta a denunciar, dispuesta a desfacer los entuertos cual quijotesa, entregada a luchar contra las fuerzas del mal y del bien, todo junto, ¿por qué no?
Da lo mismo que éstas se presenten encarnadas bajo el aspecto de terroristas sangrientos, de sindicalistas disfrazados con bata y atuendo hospitalario. No se raja ante alcaldes de sonrisa pérfida y modales vaticanos, frente a amantes de los excesos verbales salidos de madre. Y mucho menos ante alimañas que adoptan el careto de la maligna ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. Ya lo ha denunciado ella: "¡Lo que quiere es verme colgada de la catenaria!".
No se le puede pedir más. Es la mujer espectáculo. Una verdadera estrella. La gran esperanza blanca
No lo toleraremos. Jamás. Donde quiera que acechen en esta persecución que sufre sin cuartel, súper-Espe los desenmascarará. Si es preciso en supercalcetines, con la cara lavada y ese peazo de flequillo flamenco que blande azufre al agitarse para el enemigo. Cuando quiera que se tercie, allá aparecerá. Subiendo a una loma pedregosa con un galán encorbatado de Valencia y en tacones para señalar con su dedo delatador la causa de todos los males, acompañada siempre por un ejército de 10.000 cámaras a las espaldas. Menos mal que queda la siempre ecuánime Telemadrid para dar fe de sus hazañas. El mundo no puede permanecer ignorante de sus logros.
Ha quedado claro ya. El año 2008 ha sido crucial en su carrera hacia la toma de superpoderes. Ha mejorado sus gadchets. Desde el control del SMS a encaramiento al sindicalista o al banquero Blesa. No hay clases que valgan: comunistas o empresarios. Todos tiemblan. Ha pasado de sencilla presidenta en campaña permanente, a mujer que todo lo domeña; de juglar del disparate continuo a fenómeno que todo lo vence. Es una estrella. Una hembra con baraka, un ciclón que de cualquier peligro se libra...
Que cae del cielo en helicóptero, pues sale de pie y sonriente con un cuitao a su sombra que lleva el gesto desencajado y cara de necesitar un tranquimazín. Que se va a abrir mercados a la India y acribillan en el vestíbulo de un hotel a unos cuantos inocentes; nada, ella sale por piernas, rodeada de asesores, sin miramientos. Con un lema inapelable: quien venga detrás, que arree. Luego hace balance de su chorra proverbial sin acicalarse siquiera con rímel, a ojera limpia y luciendo tacones con calcetín. Marcando siempre tendencia. Genio y figura sin capa.
No se le puede pedir más. Es la mujer espectáculo. Una verdadera estrella. La gran esperanza blanca, valga la redundancia, el látigo de un mundo que se desvanece. Aquel en el que lo blanco era blanco y lo negro, negro. El de la gran pomada ultraliberal que ha acabado arruinando a los inútiles y a los débiles. Claro que sí. Ahora que hasta el blando de Bush ha repudiado públicamente el capitalismo, sólo queda ella en la lucha. Sola, frente a un mundo que ha capitulado en pos de los principios keynesianos, de la fétida socialdemocracia intervencionista. La miseria garantizada.
Nunca la obcecada derechona ha necesitado tanto un remedio así. Ya no basta con líderes, ya no vale con gestores eficaces que pongan las cosas en su sitio, que le den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Eso ya no es garantía de nada. Ahora es preciso salvar el mundo con superhéroes. Y ella lo es.
Contra el gasto público, los maestrillos, contra los médicos, contra los pacientes, contra la Universidad, contra la ciencia si es preciso... ¿Quién quiere pagar un buen centro de estudios superiores, un foco de saber? Más cuando en España siempre han sido una mierda inmunda en manos de sectarios. Que se conformen con la masificación o que se vayan al extranjero. Que paguen una privada o que se arreglen. ¿Pero qué más quieren estos jóvenes de hoy en día? ¿Qué buscan esos rectores con tanta agitación?
Contra el pueblo vago y pedigüeño sólo vale un correctivo: la política del puño. Contra esos alcaldes que rigen las federaciones de municipios y le echan en cara al inocente elector que tiene lo que se merece, sólo cabe el desprecio y el boicot. Contra un Gobierno que se raja frente a los etarras y una oposición pusilánime, el único resquicio posible es el divide y vencerás. Contra todo y contra todos. También los suyos: ¡súper-Espe al ataque!
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