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Lasa espera "un amplio consenso" en las conclusiones del 'caso Balenciaga'

La comisión aplaza a hoy su dictamen en un clima de acercamiento de posturas

La comisión de investigación parlamentaria sobre el escándalo Balenciaga se pronunciará finalmente sobre "todo lo que ha rodeado el proyecto", según afirmó ayer su presidenta, Onintza Lasa, de EA. Es decir, también hablará de todo lo que concierne a la Fundación Balenciaga, en la que participa el Ministerio de Cultura. El PNV ha insistido especialmente en este aspecto, al que el PP se oponía de entrada, por no constar esa entidad como objeto de la investigación en el acuerdo del pleno por el que se constituyó la comisión.

El PP transigió ayer en ese punto, ante la predisposición favorable también del PSE, y ello abre la puerta igualmente a que el PNV observe una posición más matizada que la que mantuvo en el caso Guggenheim. Para sus representantes en el caso Balenciaga es más fácil admitir el endose de ciertas responsabilidades a las instituciones que gobierna, porque ya las aceptó en su día la propia consejera de Cultura, Miren Azkarate.

El PNV tiene más margen porque Azkarate ya asumió su responsabilidad

Azkarate asumió la responsabilidad política que se derivara del trabajo de la comisión y admitió que hubo negligencia institucional en la sociedad Berroeta Aldamar -Gobierno, Diputación de Guipúzcoa y Ayuntamiento de Getaria- al subrogarse, sin comprobaciones, los contratos firmados antes por su gerente, Mariano Camio, desde la Fundación Balenciaga.

Está por concretar en qué se sustancia, a estas alturas de la legislatura, esa aceptación de la responsabilidad política, más aún teniendo en cuenta su papel de portavoz y la alta consideración y confianza que Ibarretxe dispensa a la consejera.

La comisión no pudo ayer cerrar su trabajo y convocó una nueva reunión para hoy. La redacción final del dictamen está resultando especialmente trabajosa por el intento de aproximación de posturas que llevan a cabo los grupos del Gobierno y Aralar, en busca de unas conclusiones consensuadas que eviten la repetición de lo ocurrido en la investigación sobre el escándalo del Museo Guggenheim. Entonces el PNV se quedó sólo votando en contra del dictamen, con el único apoyo de EB y el desmarque de EA, lo que provocó un serio enfado del lehendakari acompañado de severas advertencias a este partido.

La presidenta de la comisión destacó ayer "el espíritu constructivo de todos los grupos para llegar a un dictamen de consenso". Lasa no quiso aventurar si éste puede llegar a ser total. "No voy a dar por supuestas cosas que no tengo aseguradas, pero hay un buen espíritu y una disposición de llegar a un dictamen, si no unánime, sí con el mayor de los consensos posibles", dijo.

Los grupos avanzaron ayer con dificultad y lentitud a lo largo de seis horas, en un exhaustivo relato cronológico de los hechos en el que se empeñó especialmente el PNV, pese a la impaciencia de los demás. Los parlamentarios reanudan hoy su trabajo abordando en primer lugar la desaparición de varias piezas de la colección, que habrían sido obsequiadas a esposas de cargos del PNV. Sólo si cierran hoy las conclusiones el dictamen llegaría a tiempo para la reunión de la Mesa del próximo martes y podría así incluirse en el pleno del día 22. Después de esa fecha, sólo hay otro programado, el de los presupuestos. La oposición quiere a toda costa garantizar ese debate en pleno y de ahí su dispoisicón de ayer a admitir muchas de las pegas planteadas por el PNV. La hora de la verdad será hoy, cuando el debate llegue a los cinco folios finales del borrador redactado por Lasa, los de las conclusiones.

Si el PNV se descuelga finalmente del dictamen, quedará ver hasta dónde mantiene sus posiciones EA, tras comprobar el enfado que causó al lehendakari su alineamiento con la oposición en el caso Guggenheim. También Aralar tiene un reto mayor, por ser el partido que puso al descubierto las primeras irregularidades y por la incomodidad de su parlamentaria, Aintzane Ezenarro, que reside y es concejal en la pequeña localidad de Getaria, de claro predominio peneuvista.

La amenaza de disolución de Ibarretxe

El lehendakari Ibarretxe advirtió en la reunión del Consejo de Gobierno del pasado día 2 de que antes de correr el riesgo de que el Parlamento aprobase en pleno un dictamen sobre el caso Guggenheim que supusiera una reprobación con nombre y apellidos de un miembro de su Ejecutivo -en este caso, su consejera de Cultura y portavoz, Miren Azkarate- podría optar por adelantar la disolución de la Cámara. Ibarretxe dio muestras de querer evitar a toda costa que el dictamen llegase a debatirse en el pleno del Legislativo. "Antes que eso, disuelvo de Parlamento", son las palabras que le atribuyen las fuentes informantes.

La tajante advertencia se produjo tras dos semanas de tiras y aflojas entre el lehendakari y EA desde que este grupo explicitó su postura sobre el caso Guggenheim en la reunión que la comisión de investigación parlamentaria celebró el 19 de noviembre.

Aún con ese ultimátum sobre la mesa, EA decidió votar con la oposición un dictamen que incorporará los nombres de los responsables institucionales de las sociedades en las que se produjeron el desfalco cometido por el ex director financiero del museo, Roberto Cearsolo, y la pérdida de más de seis millones de euros en una operación de compra de divisas. El dictamen en cuestión está pendiente de su debate en el pleno, y EA mantiene su intención de respaldarlo, siempre y cuando se delimiten los periodos de responsabilidad de cada autoridad, según fuentes de su grupo parlamentario. Estos medios, en cambio, no quisieron confirmar ni desmentir la advertencia del lehendakari.

Incluso si ésta se materializase al final supondría un cambio de poca relevancia, ya que las elecciones están previstas para el próximo mes de marzo y enero resulta inhábil a efectos parlamentarios. Los partidos del Gobierno no han modificado sus planes preelectorales y trabajan con la previsión de que los comicios se celebrarán la segunda quincena de marzo.

Sí tendría relevancia una disolución anticipada de la Cámara con respecto de los presupuestos, que quedarían sin aprobar, pero nadie piensa que Ibarretxe vaya finalmente a cumplir su amenaza. La interpretación que se da a sus palabras es más bien la de un calentón motivado por su descomunal enfado con la negativa de sus socios de EA a repetir la coalición en las urnas y su comportamiento posterior.

Tras ellos vería Ibarretxe decaer prácticamente todas sus posibilidades de repetir como lehendakari con la única fórmula que siempre ha barajado, la del tripartito. Habría sido también, un último intento de, en su defensa apasionada de Azkarate, ejercer una presión máxima sobre su socio para retenerle en la disciplina, evitando, al menos, la imagen de un Gobierno roto.

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