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La lucha contra el terrorismo

Alcaldesa de Gerde: "Dejé a la policía una sala municipal"

Antonio Jiménez Barca

Monique Hournarette es la alcaldesa de Gerde, la localidad de los pirineos franceses donde el lunes por la tarde fue arrestado Aitzol Iriondo, el fugaz sucesor de Txeroki al frente de ETA. Ese día, por la mañana, un grupo de policías le pidió a la regidora que les habilitara una sala en el Ayuntamiento para instalar material. "La verdad, yo les presté una habitación con mesas y sillas no muy grande porque en el Ayuntamiento no tenemos mucho sitio entre otras cosas porque la escuela está aquí". Más tarde, después de comer, los policías le pidieron más espacio. "Y les habilité otra sala", cuenta Hournarette.

La alcaldesa asegura que nunca supo el motivo del despliegue. Ni siquiera se enteró del tipo de material que la policía desplegaba en las salas. Pero observó que por el Ayuntamiento desfilaban "numerosos" policías, todos vestidos de paisano. "Algunos hablaban español", precisa Hournarette.

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La alcaldesa de esta localidad de algo más de 1.000 habitantes, que vive sobre todo del turismo de los amantes del esquí, insiste en que "la discreción" con que se movieron los agentes por el pueblo, fue crucial. "Aquí nadie se enteró de nada, ninguno de los vecinos de aquí sospechó nada de nada", añade.

"No supe qué pasaba"

El jefe de ETA fue detenido a eso de las seis de la tarde, en la plaza del pueblo, al pie de la iglesia, junto a otros dos terroristas, Eneko Zarrabeitia y Aitor Artetxe. Los tres acudieron en coche a una cita acordada previamente y conocida por la policía. Con todo, y a pesar de que el Ayuntamiento está a un paso del lugar de la detención, la alcaldesa Hournarette no se enteró de lo que acababa de pasar en su pueblo hasta media hora después, cuando una periodista española la llamó por teléfono y se lo contó: "Fue entonces cuando supe que habían detenido a un miembro de ETA. Hasta entonces yo sospechaba que algo pasaba, claro, pero no lo sabía".

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Por otra parte, ayer se celebró en París la primera sesión del juicio a la decena de presuntos etarras acusados de formar parte del aparato logístico de ETA, incluido el jefe de esta estructura de 2001 a 2004, Félix Ignacio Esparza Luri. En la sesión de ayer se leyó el acta de acusación. Los terroristas, por la tarde, se negaron a asistir a la sala en protesta por los registros y cacheos a los que se ven sometidos antes de la vista. A Esparza Luri se le acusa, entre otros delitos, de extorsionar a empresarios vascos.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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