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Europa afronta dividida la cumbre del clima

Sarkozy no logra que Polonia retire el veto al recorte de emisiones

Europa llega inmersa en todas sus contradicciones a la semana clave de la cumbre del clima en Poznan. En la ciudad polaca y ante 9.000 delegados de 187 países, la UE reclama reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 30% en 2020 y un 80% en 2050 (esto supone que cada habitante emitirá dos toneladas de dióxido de carbono al año, el nivel de los países más pobres actualmente). Pero a sólo 300 kilómetros, en Gdansk, el presidente de turno de la UE, Nicolas Sarkozy, no logró ayer en un viaje de urgencia salvar la oposición de los países del Este, principalmente Polonia, al paquete de energía que pretende reducir las emisiones un 20% (menos incluso de lo que defienden los Veintisiete).

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Sarkozy se reunió con el primer ministro polaco, Donald Tusk, y con los jefes de gobierno de la República Checa, Letonia, Estonia, Lituania y Eslovaquia. Éstos ven una amenaza el paquete europeo sobre el clima, que pretende reducir las emisiones un 20% en 2020 y elevar el cupo de las energías renovables al 20%. Polonia, cuya electricidad procede en más de un 90% del carbón, lidera la oposición y mantiene la amenaza de veto.

"Estoy convencido de que al final habrá acuerdo", señaló Sarkozy, que viajó apremiado por las fechas y que de paso irritó a China al reunirse con el Dalai Lama. Mañana comienza la semana clave en la cumbre que debe sentar las bases para un acuerdo internacional que sustituya en 2012 al Protocolo de Kioto, y el jueves y el viernes el Consejo Europeo debate el paquete de energía. Sarkozy ha ofrecido a estos países del Este una prórroga (de 2013 a 2016) para que sus centrales de carbón quemen combustible sin penalización. Pese a la premura de las fechas, Tusk forzó aún más la cuerda: "Aún queda mucho trabajo por hacer". Italia también pide retrasar el plan por la crisis económica y Alemania quiere condicionar el acuerdo a que EE UU y China se sumen a la lucha contra el cambio climático, para evitar la fuga de empresas contaminantes a países sin restricciones.

Pese a la división, fuentes de la negociación se mostraron convencidas de que habrá pacto y de que Europa presentará en Poznan un plan de reducción de emisiones que mostrará el camino al mundo, ya que aún lidera la lucha contra el calentamiento y es la única región que negocia un ambicioso paquete de reducción de emisiones. España espera que el acuerdo quede tal y como propuso la Comisión en enero, ya que le obliga a hacer un esfuerzo medio dentro de los Veintisiete. Esto supondrá duplicar la electricidad de origen renovable (hasta el 40% en 2020) y objetivos ambiciosos de biocarburantes.

Lo que se palpa en Poznan es que es cada vez menos una cumbre científica. Ya ningún país duda de que el cambio climático es obra del hombre, ni de que hay que reducir las emisiones. Hasta la Administración de Bush ha admitido que habría que reducirlas a la mitad en 2050. Bajar las emisiones en esas cifras supone darle la vuelta al modelo energético y de transporte; supone energía más cara, pero también menos dependiente del petróleo del Golfo. En Poznan no se habla de medio ambiente, sino de números y geopolítica.

Nicolas Sarkozy conversa con el primer ministro polaco, Donald Tusk.
Nicolas Sarkozy conversa con el primer ministro polaco, Donald Tusk.EFE

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