Pakistán promete combatir el terrorismo
Zardari asegura a EE UU que cooperará en la investigación de la matanza de Bombay
El presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, se comprometió ayer a investigar todas las pistas de los atentados de Bombay y a detener a cualquiera que tenga relación con ellos. Así se lo aseguró a la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, que visitaba Pakistán después de India para desactivar la crisis desatada entre los dos vecinos nucleares a raíz de esos ataques terroristas. Rice se declaró satisfecha con la firmeza de Islamabad. "Tengo la intención de hacer todo lo que esté en mi mano", le oyó decir a Zardari. Con parte del país bajo control de la insurgencia talibán y un sector del Ejército receloso de su acercamiento a India, es dudoso que pueda hacer mucho.
"He encontrado un Gobierno que está centrado en la amenaza y que entiende su responsabilidad de responder al terrorismo y al extremismo", resumió Rice durante la rueda de prensa que puso fin a su escala en Islamabad. La jefa de la diplomacia estadounidense aseguró que Pakistán se había comprometido a cooperar con India en la investigación "porque no quiere ser asociado con elementos terroristas y de hecho los está combatiendo allí donde los encuentra".
Zardari no compareció ante la prensa, pero su oficina difundió un comunicado con extractos de lo que el presidente le dijo a la secretaria de Estado. "El Gobierno no va a contentarse con ayudar en la investigación, sino que también va a poner en marcha medidas contundentes contra cualquier paquistaní que se demuestre que está implicado en los ataques", afirmaba el texto.
Tanto India como EE UU han responsabilizado de los atentados a grupos extremistas basados en Pakistán, en particular a Lashkar e Toiba. De momento, no se ha sugerido que el Estado o sus organismos tengan nada que ver ellos. Sin embargo, a nadie se le escapa que en el pasado los servicios secretos paquistaníes (el todopoderoso ISI) se sirvieron de Lashkar e Toiba, tanto para alimentar la insurgencia contra India en Cachemira como para preparar a voluntarios para la guerra de Afganistán. Ahora sus militantes se han aliado al movimiento yihadista que opera en la frontera afgano-paquistaní.
Ese vínculo es lo que ha motivado el viaje de Rice a India y Pakistán. La secretaria de Estado transmitió un doble mensaje. Por un lado, pidió a Islamabad "una respuesta contundente". Por otro, exigió a Nueva Delhi que no emprenda acciones que puedan provocar "consecuencias inesperadas". Su misión se vio reforzada con una visita paralela del jefe de la Junta de Estado Mayor de EE UU, el almirante Mike Mullen, que el miércoles se entrevistó con oficiales paquistaníes y ayer, tras desayunar con Rice en Islamabad, hizo lo mismo con sus colegas indios.
Si India optara por actuar por su cuenta, sin duda provocaría un desplazamiento de tropas paquistaníes a la línea de demarcación, lo que disminuiría la presión sobre los talibanes y sus aliados en la linde con Afganistán. Pero no sólo. También complicaría la situación en las áreas tribales y la Provincia de la Frontera Noroccidental, donde el Ejército paquistaní combate una insurgencia en toda regla.
Tal posibilidad debilitaría aún más al Gobierno de Zardari, el primero civil después de ocho años de dictadura militar del general Pervez Musharraf. A pesar de su fragilidad, el presidente paquistaní ha hecho algunos gestos conciliadores hacia India desde su llegada al poder el pasado septiembre. Además de comprometerse a no ser el primero en usar el arma nuclear, llama terroristas a los militantes islamistas de Cachemira, insiste en que quienes recurren a la violencia son tan enemigos de India como de Pakistán y aboga por aumentar las relaciones comerciales.
Sin embargo, la presión de Nueva Delhi para que actúe contra los presuntos cabecillas de los atentados de Bombay le está poniendo entre la espada y la pared. Zardari rechazó el miércoles extraditar, como reclamó India, a 20 sospechosos, entre militantes de grupos islamistas radicales y criminales, y dijo que se les juzgaría en Pakistán si había pruebas contra ellos. Sin duda teme la reacción de islamistas y nacionalistas si accede a entregar a ciudadanos paquistaníes a su enemigo de hace 60 años. Desde su independencia del imperio británico en 1947, India y Pakistán han librado tres guerras, dos de ellas por Cachemira.
Hoteles de lujo en la mira 'yihadista'
- Bombay, noviembre. Hoteles Taj Mahaly Oberoi. 183 muertos.
Grupo sospechoso: Lashkar e Toiba.
- Islamabad, septiembre. Hotel Marriott. 60 muertos. Al Qaeda.
- Kabul, enero. Serena. Siete muertos. Talibanes.
- Ammán, 2005. Radisson y Grand Hyatt. 57 muertos. Al Qaeda.
- Taba, 2004. Hilton. 34 muertos. Se sospechó de Al Qaeda.
- Yakarta, 2003.Marriott. 12 muertos. Al Qaeda.
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