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El terrorismo golpea al empresariado vasco

La banda declaró objetivo el AVE en 2007 y puso la primera bomba en mayo

Altuna y Uria encabezaba una lista de adjudicatarias amenazadas por ETA

ETA plasmó por escrito sus amenazas contra las obras del Tren de Alta Velocidad (TAV), la mayor infraestructura del País Vasco, hace un año. Y las reiteró en otro comunicado en agosto pasado en el que se atribuía los tres atentados que sufrieron en Guipúzcoa otras tantas empresas adjudicatarias de la llamada Y ferroviaria vasca. "Los intereses que están detrás del TAV son ajenos a Euskal Herria", remarcaban los terroristas. El tren veloz "entierra en cemento" el proyecto independentista de la izquierda abertzale y garantiza ganancias "al PNV y sus acólitos", añadían.

Ayer, un pistolero dirigió sus balas contra un directivo de Altuna y Uria, una de las 27 empresas adjudicatarias de las obras que dan trabajo a 10.000 personas entre empleos directos e indirectos. Era su particular vuelta de tuerca, muy significativa, en la escalada de atentados contra el TAV.Al igual que en el caso de las batallas pasadas contra la autovía de Leizarán o la central nuclear de Lemóniz (aunque aquí la entrada de ETA fue muy abrupta), el TAV se ha ido convirtiendo en objetivo de los terroristas poco a poco. La mayoría de los grupos de kale borroka de apoyo a ETA que han sido desarticulados en el último año y medio tenía entre el material intervenido por la policía documentación para atacar la Y ferroviaria, cuyas obras se iniciaron en 2006. Durante todo 2007 y el primer mes de enero, el terrorismo callejero sumó un total de 25 sabotajes contra las empresas adjudicatarias, su maquinaria o instalaciones. En total, los ataques alcanzan ya casi los 40.

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"Todos los modos de lucha"

Entre el material intervenido por la policía en esas detenciones, los cachorros de ETA tenían un documento titulado Txikitzaileak Txikitu (en castellano, destrozar a los que destrozan). "Parar la destrucción

vendrá de la suma de todos los modos de lucha", se afirmaba en ese texto de ocho folios en el que se recogía en su primera página las empresas adjudicatarias de la Y ferroviaria vasca. Abría la lista Altuna y Uria, la empresa de Ignacio Uria.

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Una vez más, ETA ha ido cumpliendo fases. Primero, creando el caldo de cultivo entre las maltrechas huestes de simpatizantes de ETA. Una vez allanado el camino, atentando contra las obras. El paso siguiente era el dado ayer. De hecho, aunque los sabotajes se iniciaron el 5 de enero de 2007 con un ataque contra un ferrocamión y dos máquinas de tren en Zaldivar, la primera bomba con el sello de ETA no llegó hasta el 12 de mayo pasado. Los terroristas colocaron dos artefactos contra sendas excavadoras en Urnieta (Guipúzcoa) de la empresa Amenabar, también adjudicataria del AVE.

Para entonces, la policía tenía claro que el tren veloz vasco era objetivo de los terroristas. Un informe de las Fuerzas de Seguridad del Estado de febrero pasado consideraba "bastante significativas" las amenazas vertidas en una entrevista publicada en Gara el 5 de enero en la que los etarras apuntaban: "Si no hubiéramos intervenido en el conflicto de la autovía [de Leizarán]" o en Lemóniz "las instituciones habrían impuesto con la fuerza de las armas su proyecto opresor", recalcaban.

La policía interpretó entonces esas amenazas de los encapuchados con claridad: "Ello hace presagiar", continuaba el informe, "que, en un futuro no muy lejano, esa organización hará aparición en ese escenario, obviamente a través de la única forma que sabe hacerlo". Tres meses y medio después, ETA atacó las dos excavadoras de la empresa Amenabar en la localidad de Urnieta. El 1 de junio, la banda colocó una bomba en la sede de la misma empresa de Zarautz y el 28 de julio puso cinco kilos de explosivos en las casetas de los operarios de Acciona y Fonorte, adjudicataria del AVE, en las obras de la autopista A-8 en Orio. Ayer, un pistolero cerró el círculo al asesinar a Ignacio Uria.

ETA contra el tren

En un comunicado, en agosto pasado, ETA daba sus razones para atentar contra las empresas que construyen el tren de alta velocidad (TAV):

- "Los intereses que están detrás del TAV son ajenos a Euskal Herria. No hay un solo beneficio y lo único que quedará será la cicatriz de cemento que atravesará nuestro pueblo de punta a punta".

- "Es el ejemplo más claro de la política del PNV y sus acólitos: las ganancias tienen que garantizarse".

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