Investigación, pero menos

Con tres años de retraso sobre la fecha prevista y después de superar importantes contratiempos, como la caída de un voladizo, el Centro Superior de Investigación en Salud Pública abrió ayer finalmente sus puertas casi seis años después de que se pusiera la primera piedra del edificio. Por el camino, estas instalaciones han perdido su carácter estrictamente científico para ceder buena parte de sus dependencias a alojar funcionarios relacionados con el área de Salud Pública que actualmente trabajan en la sede central de la Consejería de Sanidad en Valencia. O integrar laboratorios disgregados, como los que se encuentran en Albal.

Entre las principales áreas de investigación, el centro cuenta con un departamento de vacunas, que trabajará en el desarrollo de nuevos compuestos. Ya hay proyectos en marcha para encontrar preparados que inmunicen contra la meningitis B o un ensayo sobre gripe aviar en menores. Otra de las líneas abiertas, en este caso en el área de genómica y salud, es la búsqueda de una vacuna contra la caries. Además, las instalaciones inauguradas ayer por el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, coordinarán la red valenciana de biobancos. En seis años se pretende albergar 100.000 muestras de plasma, suero y ADN de pacientes afectados de diversas enfermedades. La idea es contar con una base de datos de calidad que se pueda poner al servicio de los investigadores para comparar las características de estas muestras con las de población sana y profundizar en el estudio de estas patologías.

Uno de los proyectos en marcha persigue una vacuna contra la caries

Además, el centro contará con áreas de epidemiología molecular, desigualdades en salud o farmacoepidemiología. Otro de los campos de estudio serán las enfermedades raras, a cuyo frente se encuentra Francisco Palau, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras, con sede en Valencia.

El centro de Salud Pública es el último de los grandes centros de investigación sanitaria impulsados por la Generalitat con fondos europeos. El primero en entrar en funcionamiento fue el Centro Superior Príncipe Felipe, de biomedicina, que cuenta un marcado carácter de investigación básica. El segundo es el que gestiona el Centro Oftalmológico del Mediterráneo, que combina la investigación con la labor asistencial con pacientes la mayoría derivados de la sanidad pública.