Aullidos del cine independiente
El festival de Gijón proyecta 'Afterschool' y 'Ballast', que optan a los premios neoyorquinos Gotham - El certamen reúne películas al margen de la taquilla
En un mundo ideal, las mejores películas estarían en la mayor parte de las salas y se pegarían por premios como los Oscar. En el mundo actual, filmes como Afterschool, Ballast o Frozen river sólo tienen hueco en festivales y galardones destinados al cine más innovador. Como los Premios Gotham, concedidos por la Asociación Estadounidense de Cineastas Independientes (IFP) a largometrajes no relacionados con majors de Hollywood, donde el trío ha copado las principales candidaturas. El 2 de diciembre, en una gala en Nueva York se abrirá un pequeño paréntesis en la dictadura del taquillazo para alabar estos trabajos. "Frente al pesimismo sobre el estado del cine independiente, 2008 ha demostrado ser un año fuerte, con un amplio grupo de cineastas que abordan diversas materias por vías dinámicas", dijo en el anuncio de las candidaturas la directora ejecutiva de la IFP, Michelle Byrd. Sin embargo, la industria cinematográfica deglute el optimismo de Byrd. Frozen river pasó por los certámenes de Sundance y San Sebastián, antes de perderse en las carteleras estadounidense y española. Ballast -galardonada en Sundance- y Afterschool coinciden estos días concursando en el festival de Gijón, un oasis en España para ese cine.
Mientras que Ballast ahonda en la herida que provoca el suicidio de un familiar en tres personas que viven en el desolador delta del Misisipí, Afterschool disecciona el día a día de un internado de Nueva Inglaterra poblado por alumnos de la generación YouTube. Uno de ellos graba todo lo que ocurre a su alrededor, incluida la muerte de dos hermanas gemelas por sobredosis de drogas. Su director, Antonio Campos, un debutante neoyorquino de 25 años, de ascendientes brasileños e italianos, ya había triunfado en Cannes con su corto Buy it now. Ahora, en su primer largo, prosigue en su investigación sobre el poder de la imagen y el imperio de Internet. "Vemos miles de vídeos en la web y se nos olvida preguntar ¿quién lo ha grabado? ¿Quién, por ejemplo, ha grabado una pelea y ha decidido no separar a los contendientes y sí registrar el enfrentamiento?", aseguraba ayer en Gijón. Afterschool separa formalmente lo grabado por Robert en vídeo de lo que es la película, en formato cine. "No quiero hacer trampas con el espectador. La gente me habla de Gus Van Sant, de Elephant. Pero yo pienso en Caché, de Michael Haneke, en nuestra constante presencia como actores ante los millones de cámaras que nos rodean".
¿Y como está su mundo indie? "Me alegra que mi película haya viajado más que yo, y a la vez siento gran frustración, porque no ha tenido un estreno normal [en los Gotham, una de las candidaturas de Afterschool es en la categoría Mejor Película no Exhibida en un Cine Cercano]. Y Ballast ha sido distribuida por su propio director. Es la tiranía del primer fin de semana, del subordinar la creatividad a lo fácil". Y a pesar de esto, Campos aún cree que tiene que defender el cine en las salas por encima de otros medios. "Pero nos tendremos que adaptar. The New York Times publicó hace poco un artículo que finalizaba con esta frase: 'Puede que el cine esté muerto, pero lo que hay después de esa muerte está siendo maravilloso'. Ahí estoy yo".
Babelia
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