Austeridad predicada, caso omiso
Mariano Rajoy ha hecho de la austeridad en el gasto público su principal baza para superar cualquier dificultad.
Resulta sorprendente cómo la repetición sistemática de este dogma no cala ni en sus propias filas. No se entiende cómo el Ayuntamiento de Madrid emplea 70.000 euros en patrocinar el equipo de baloncesto de una universidad estadounidense o cómo Esperanza Aguirre dedica 15 millones de euros a un rodaje cinematográfico.
Pese a sus precedentes, no deja de irritar que el popular Ayuntamiento de Salamanca no perciba 8.448.284 euros al haber prescrito una sanción impuesta a una constructora. Que tras todos estos ejemplos de pésima gestión se aluda a la "escasa financiación" (sic) aportada por el Gobierno de Zapatero para no hacer frente a las necesidades reales de los ciudadanos, hace de la política local y autonómica popular una completa farsa.
Indocti discant, et ament meminisse periti (apréndanlo los ignorantes y recuérdenlo los entendidos).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.