Alerta de atentado en Afganistán

Raquel G. es la primera mujer que ocupa la dirección de Inteligencia, aunque no la primera que tiene un alto cargo en el CNI, donde tres se han sucedido en la Secretaría General con rango de subsecretarias. La actual, Elena Sánchez Blanco, sustituyó el 20 de junio a Esperanza Casteleiro, y de ella depende toda la gestión administrativa del centro, además de sustituir al secretario de Estado durante sus ausencias.

Pero la dirección de Inteligencia es la razón de ser del CNI y por eso la elección de su titular es especialmente delicada. Raquel G. es una experta en Oriente Próximo -por lo que trató personalmente al ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, durante su etapa como enviado especial de la UE en la zona- y, hasta su ascenso, dirigía la división de Inteligencia Exterior, de la que depende la información sobre Afganistán.

No parece, por tanto, que la falta de aviso sobre el atentado que el 9 de noviembre costó la vida a dos militares españoles en Afganistán pudiera provocar el cese de su hasta entonces superior, como aseguró el día 15 el diario Abc; que se hizo eco, sin decirlo, de una noticia publicada dos días antes por La Razón.

Pero el CNI sí advirtió del riesgo de atentado. Lo reconoció la ministra Carme Chacón el pasado lunes en el Congreso, cuando dijo que, según informes de inteligencia, la amenaza era "extrema" en el distrito de Shindand, donde se produjo el ataque. También se ha identificado al suicida, un vecino de la zona, y a su jefe, un hijo de Amanullah Kahn, un señor de la guerra pastún al que los soldados españoles intentaron ganarse facilitándole tratamiento en el hospital de Herat antes de que lo asesinaran sus rivales.