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Reordenación energética

Lukoil, una petrolera profesional al servicio del Estado ruso

La compañía ha crecido al margen de las intrigas políticas del Kremlin

Pilar Bonet

En el sector petrolero ruso, la compañía privada Lukoil ha logrado la proeza de convertirse en la más importante por sus ingresos sin entrar en conflicto con los intereses del Estado, -tal como los entiende hoy el Kremlin-. Lukoil tampoco ha sucumbido a los apetitos de los grupos de intereses que se amparan en el viceprimer ministro y hombre de confianza de Putin, Igor Sechin, considerado el artífice de la ruina de la petrolera Yukos y de su absorción por la estatal Rosneft, la única que por su producción aventaja a Lukoil.

En la primera mitad de 2008, Lukoil ha tenido unos ingresos de unos 45.680 millones de euros y unos beneficios de 5.829 millones de euros. Su producción en 2007 fue de 96,6 millones de toneladas de crudo.

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La clave de su éxito es la gestión de Vagip Alekpérov, el presidente de la compañía, que ha sabido "nadar y guardar la ropa", plegándose a la estrategia energética internacional del Estado ruso pero invirtiendo simultáneamente en la eficiencia del negocio como tal.

Alekpérov, que acompaña a los líderes del Kremlin en las visitas de Estado con trasfondo petrolero, ha tratado de armonizar sus intereses con los occidentales. En tiempos de Sadam Hussein, Lukoil tenía importantes inversiones en Irak, que fueron bloqueadas tras la invasión norteamericana. En defensa de sus yacimientos en Qurna Occidental 2, Lukoil ha recurrido a importantes personalidades de la política y la economía de Washington. Un 20% de las acciones de la compañía son controladas por la compañía estadounidense ConocoPhillips.

Las petroleras nacidas en las privatizaciones rusas de los noventa tienen todas "muertos en el armario", señala una especialista en hidrocarburos. Lukoil se diferencia de otras por proceder directamente del sector del crudo y no ser producto de la rapiña de "forasteros diletantes" que aprendieron con el tiempo, como Mijaíl Jodorkovski o Román Abramóvich.

Su origen fue un decreto del consejo de ministros de la URSS del 25 de noviembre de 1991 por el que varias empresas estatales fundaban el ente LangepasUraiKogalim-neft. El complicado nombre pronto se transformó en Lukoil y la nueva entidad se fue fortaleciendo al calor de un decreto firmado por el ex presidente de Rusia, Borís Yeltsin, en noviembre de 1992 y bajo la tutela de personajes influyentes como Yuri Shafranik, ministro de Energía y amigo de Alekpérov, y Víctor Chernomyrdin, el primer ministro y otro veterano del sector energético soviético.

En noviembre de 1993, se aprobó un plan de privatización y se registró la primera emisión de acciones de Lukoil. En aquellos primeros y furiosos años quedaron archivadas investigaciones sobre impagos fiscales y otras irregularidades.

A principios de esta década, a Lukoil, como a otras petroleras rusas que querían legitimarse en los mercados internacionales, les surgió la necesidad de pulir su imagen y civilizar los métodos imperantes el pasado siglo.

Alekpérov, de 58 años, nació en Bakú (Azerbaiyán) y es hijo de un trabajador del sector petrolero y padre de un estudiante en la academia de petróleo y gas Gubkin de Moscú. Graduado por el Instituto de Petróleo y Química de Azerbaiyán, adquirió experiencia en el Caspio y luego en Siberia Occidental, donde de 1987 a 1990 fue director general de Kogalimneftegaz y representó los intereses del ministerio de industria petrolera y de gas, del que llegó a ser viceministro en 1992.

Luego dirigió una de las compañías que se unieron conformando Lukoil y desde 1993 está al frente de la compañía. Su estilo es el del ejecutivo hiperactivo y dedicado. En septiembre pasado, según informaciones de Lukoil, Alekpérov incrementó del 20,54% al 20,60% su participación en las acciones corrientes de Lukoil. Forbes estima que su fortuna personal asciende a unos 9.500 millones de euros. El accionariado de Lukoil no es transparente porque la mayoría de las acciones está en manos de depositarios, entre los que sobresale la entidad ING Bank Eurasia, con un 70%, sin que se sepa los propietarios reales que hay detrás.

Como jugador global, Lukoil extiende sus intereses por todo el mundo, incluidos Uzbekistán, Kazajistán, Ucrania, Bulgaria, Rumanía y otros países de Europa del Este, norte de África, Latinoamerica y EE UU, país donde posee una red de gasolineras compradas a Getty Oil en 2004.

La empresa no ha recuperado sus importantes intereses en Irak (el yacimiento de Qurna Occidental 2), pese a su alianza estratégica con ConocoPhillips y pese a que Vladímir Putin perdonó la deuda de Irak a Rusia.

En el Caspio, asociada con la empresa Kazmunaigaz de Kazajistán, Lukoil colabora con Repsol en una exploración offshore (el bloque de Zhambay) cerca de la desembocadura del Volga. En este proyecto, el único hasta ahora entre las dos compañías, Repsol y Lukoil tienen un 25% cada una. En 2007 Lukoil y Repsol mantuvieron discretas negociaciones que no prosperaron para la compra de un paquete de acciones de Repsol por la petrolera rusa. Repsol quería que Lukoil se limitara a un 20%, a lo que la rusa se avenía siempre y cuando esa restricción durara un máximo de cuatro años, señalan fuentes conocedoras de la operación.

Las compañías del sector energético ruso con ambiciones internacionales temen perder la lucha por los activos en el extranjero debido a los problemas financieros. Por eso, Lukoil se prepara para una emisión de obligaciones de unos 2.900 millones de euros (100.000 millones de rublos).

El pasado día 6 de noviembre, en presencia del presidente de Rusia, Dmitri Medvédev y el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, Lukoil firmó un acuerdo con la italiana ERG para crear una empresa mixta que operará una refinería en Priolo (Sicilia) asegurándose una participación del 49% por 1.347 millones de dólares. "Ambas compañías han probado su compromiso para realizar un negocio mutuamente ventajoso y eficiente en una región estratégica del Mediterráneo", dijo entonces Alekpérov.

Analistas del sector petrolero creen que la compra de la refinería es un argumento a favor de una presencia de Lukoil en el mercado español, país que podría ser un destino comercial de los productos refinados en Sicilia. Latinoamerica puede ser otra razón para colaborar con Repsol, aunque Lukoil está ya en Venezuela y Colombia.

En Venezuela sus trabajos de exploración en el Orinoco, en los que ha invertido grandes sumas, parecen destinados a integrarse en el consorcio formado recientemente por varias compañías rusas y la compañía estatal de petróleos de Venezuela.

Medios relacionados con Venezuela manifestaron que la firma Lukoil se vio obligada a integrarse en el consorcio porque los tratos directos con el presidente Hugo Chávez en solitario resultaban muy arduos e infructuosos y porque Igor Sechin, tutor de la operación en el gobierno, asumió la defensa de unos intereses de un grupo en el que participa la estatal Rosneft, pero no los intereses de Lukoil en solitario.

Logotipo de Lukoil en su sede de Moscú.
Logotipo de Lukoil en su sede de Moscú.EFE

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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