El desvío de 750.000 euros cortó la ayuda ministerial al museo Balenciaga

La retirada por parte del Ministerio de Cultura el año pasado de las subvenciones destinadas a la Fundación Balenciaga estuvo motivada por el desvío el ejercicio anterior de 750.000 euros a un fin distinto del que tenía por objeto el dinero concedido. Según ha podido contrastar este periódico, el dinero, adjudicado a la Fundación para gasto corriente de la puesta en marcha del museo, se utilizó para pagar una factura de las obras, en concreto a una empresa de estructuras metálicas.

Esa factura aparece registrada en la contabilidad de la sociedad Berroeta Aldamar, en la que ni el ministerio ni la fundación tiene nada que ver. Los propios auditores de la sociedad, integrada por el Gobierno, la Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de Getaria, indicaron que su balance no debería reflejar esa cantidad, ni tampoco otros importes igualmente procedentes de subvenciones concedidas y cobradas por la fundación.

El Ministerio de Cultura apuntó sus reservas desde, al menos, el 2002

El desvío en el destino de la subvención se produjo en 2006. Al no justificarse adecuadamente ni devolverse en todo el año siguiente, el ministerio optó el 26 de diciembre por retirar la subvención correspondiente a 2007, que retenía desde que descubrió esa actuación irregular, a principios de año.

A día de hoy, el Ministerio de Cultura sigue exigiendo la devolución de esos 750.000 euros como paso previo para volver a conceder subvenciones al proyecto. En concreto, los presupuestos de 2008 contemplan una partida de tres millones de euros, pero correrán el mismo destino que la ayuda del ejercicio pasado si no se solventa antes del finales de año el desvío cuestionado.

Precisamente, ayer la comisión de investigación del caso Balenciaga en el Parlamento escuchó, además de al ex tesorero y patrono de la Fundación, Eusebio Larrañaga, a tres representantes del Ministerio de Cultura que tienen o tuvieron relación con el proyecto en distintas etapas.

La actual asesora del ministerio, Aurora Sotelo, atribuyó la situación en que se halla el proyecto a la "mala práctica profesional" del equipo al frente de la Fundación, incluso tras la salida de su anterior gerente, actualmente imputado por administración desleal, Mariano Camio. A eso, y a la ausencia de un director durante todo su recorrido. "Es como hacer un hospital sin médicos o un restaurante sin chef", dijo.

El ministerio es el principal patrono institucional de la Fundación Balenciaga, desde su constitución en 1999. El otro es el Ayuntamiento de Getaria.

Los otros dos comparecientes fueron el ex jefe de gabinete del secretario de Estado de Cultura en época de la ministra del PP Pilar del Castillo, Manuel Fontán, y la ex subdirectora de Museos Estatales, ya en la etapa socialista de Carmen Calvo, Marina Chinchilla.

Ésta última fue la encargada de enviar a la Fundación el informe de tres técnicos del ministerio que desautorizaron en 2005 el proyecto de museo presentado, y sobre el que, pese a todo, se construyó el edificio en los dos años siguientes. Chinchilla mostró también en su misiva la preocupación del Ministerio de Cultura por la "falta de información" y pidió una reunión sin demora del patronato para que se ofrecieran datos sobre el estado de las obras.

Fontán, por su parte, parece haber sospechado ya de un funcionamiento irregular en la entidad, al menos desde el año 2002. Así lo revelaría su insistencia en reclamar el contrato que Mariano Camio, en nombre de la Fundación, firmó con el arquitecto cubano Julián Argilagos en 2001, según figura en varias actas de reuniones de la comisión ejecutiva y del patronato. Ni una ni otro lo habrían, al parecer, aprobado previamente. Otras fuentes remontan las primeras reservas del ministerio al año 2000, sólo uno después de constituirse la Fundación.