La captura de Txeroki
Qué curioso, resulta que nací el mismo día que Garikoitz Aspiazu, Txeroki, y, como diría Plutarco, hemos llevado vidas paralelas. A los dos nos gusta el monte y la carrera de las armas. Lo que sucede es que yo elegí la ley, la democracia, y fui a las Fuerzas Armadas. Y a la montaña, en vez de a enterrar explosivos, a hacer fotos.
En estos 35 años conocimos a Franco por las monedas de cinco duros, puesto que hemos vivido en la transición y la democracia afianzada, en el Estado de las autonomías. Pero en vez de escuchar a salvapatrias y leer historias ficticias -tal vez por nacer en Castilla-, pues decidí servir a mi país y a mi gente, vivir una vida sin opulencia y crear una familia.
Mi hija tiene cinco años, y dentro de 30 (cuando salga Txeroki de la cárcel) tendrá nuestra edad. Entonces ETA le sonará como a nosotros la Gestapo: a brutalidad, sinrazón y barbarie de otros tiempos. Pero nosotros, con 65 años, volveremos a la rutina del jubilado, al monte (unos a contar zulos olvidados y otros a buscar setas), y miraremos para atrás para ver el tipo de vida que hemos llevado, y la conciencia nos dirá quién eligió el camino correcto. ¡Qué curioso.