Diferentes varas de medir
El mismo día en que la Audiencia de Barcelona condena a 17 años de prisión a los acusados de quemar viva a una indigente, el fiscal de la Audiencia pide 15 años para el dueño de una discoteca ruidosa.
En el primer caso, se estimó que se trataba de un delito de asesinato con alevosía; en el segundo, se trata de denuncias por exceso de ruido que puede haber supuesto un riesgo para la salud de los vecinos. En el primer caso, no hubo manera de evitar lo que ocurrió; en el segundo, es de suponer que la autoridad competente podía haber cerrado la discoteca en cualquier momento a lo largo de los siete meses que se dice duró el ruido nocturno.
Lo decía un personaje de Dickens: la ley es un burro, un idiota.
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