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Arranca la feria de artes digitales en A Coruña

20 propuestas interactivas integran el Move new media

Moverse, crear, soñar, bailar, escuchar, ver, reflexionar. Todos los sentidos y sensaciones están llamados a reaccionar en la primera feria de artes digitales, Move new media, que se abrió anoche en el recinto Expocoruña. Sueños plasmados con imágenes y voces en pantallas pueblan esta feria multimedia de cuatro jornadas que se complementa con dos noches de conciertos de música electrónica (hoy y mañana) a cargo de artistas y Dj's. Por la tarde (sábado y domingo) se presentarán seis innovadores espectáculos de danza y teatro en los que las artes escénicas se fusionan con las nuevas tecnologías.

Al adentrarse en la parte expositiva de esta feria sin precedentes por la variedad de soportes que componen las propuestas de una veintena de artistas de todas las latitudes, hay que agudizar la vista y la imaginación, además de leerse previamente las instrucciones. No siempre resulta fácil comprender el mensaje de las instalaciones robóticas, audiovisuales y virtuales que se muestran, en su gran mayoría, en un archipiélago de túneles repartidos por el recinto ferial. Llama la atención la Hysterical Machine del canadiense Bill Vorn, inspirador mundial del arte robótico, que consiste en cuatro máquinas colgadas del techo que realizan movimientos impredecibles. Cambian incluso cuando detectan, por medio de sensores, la presencia humana.

Espectacular es, en este apartado, Arabesque, el ballet de piernas y brazos mecánicos ideado por el británico Peter William Holden que se mueven en flor y al son de un vals en un intento de contrastar el caos con la armonía.

El visitante de esta feria, la primera en España exclusivamente dedicada a las artes digitales y con vocación de ser anual, podrá animar su fotografía proyectada en una pantalla, añadiéndole trazos y letras con una brocha cibernética, en el Lightwriter del portugués Ricardo Lafuente. O de jugar en Arca con cajas tridimensionales que emulan juegos de consola. Impactante en el terreno sensorial y acústico es la pequeña habitación The Sonic Body de los franceses Harry Neve, Anna Chocola y Thomas Michalak, que recrea el interior de un estómago del que cuelgan todo tipo de órganos que se pueden tocar. Suenan entonces sonidos auténticos del interior del cuerpo humano, como el crujir de las articulaciones o el ruido de los aparatos digestivos y genitales.

Hay también sitio para la denuncia social en este primer Move new art, como las tres esculturas de niños con balones a modo de cabezas que se ponen a temblar cuando se acerca una persona. Con It's a kids life, el británico Giles Walker pretende llamar la atención sobre la explotación infantil.

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