Un informe dice que quemar al aire ataúdes es "habitual"

La quema al aire libre de ataúdes procedente de exhumaciones ha sido una práctica "habitual" en el cementerio de Sevilla "desde su existencia". Esta es la principal conclusión del informe encargado por el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, a raíz de que algunos trabajadores denunciaran que se estaban quemando ataúdes fuera del horno habilitado para ello.

Según han contado los trabajadores con más antigüedad en la plantilla del camposanto, con cuyas informaciones se ha elaborado el informe, "desde hace más de 30 años" se quemaban los ataúdes en otra zona que fue denunciada por los usuarios de una nave cercana, por lo que "hace más de 15 años" se habilitó otro espacio que no quedara a la vista.

En esta área, cerrado con una esta área rodeado de tuyas, se quemaron los ataúdes (y a veces "ropas y objetos", pero nunca "restos humanos") hasta que, en 2001, se aprobó un decreto que obligaba a comprar un horno para llevar a cabo esta tarea. El horno (diferente de los tres en los que se incineran los restos orgánicos) se compró, pero, según el informe, no tiene capacidad suficiente para destruir todos los ataúdes, lo que, a su vez, ha ocasionado "diversas averías" y que, de forma "puntual", se realicen quemas al aire libre.

Una vez leído el informe, Monteseirín ha ordenado arreglar el horno, averiado desde hace días, y no exhumar restos hasta que no esté en funcionamiento. Además, el Ayuntamiento baraja contratar a una empresa de contenedores compactadores para triturar los restos de ataúdes y ropa, a fin de facilitar su quema en el horno; o convertir estos restos en biomasa, para que sirvan de combustible.