_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un liderazgo de cartón-piedra

Ha quedado definitivamente rota la coalición que acordaron en 1991 el PP y la Unión del Pueblo Navarro (UPN) para repartirse la representatividad política en el ámbito estatal y europeo (a favor de los populares) y en la dimensión autonómica y municipal (en beneficio del partido foralista). El pacto implicaba la autodisolución en el Viejo Reino de los populares, que habían concurrido hasta entonces a los comicios autonómicos con más pena que gloria bajo su anterior marca de Alianza Popular: "El PP era UPN en Navarra -resumía Rajoy el sábado en Diario de Navarra- y UPN era el PP en Madrid y Bruselas". Una imprecisa cláusula añadida en diciembre de 2007 al acuerdo de 1991 permitía a los representantes del partido foralista en el Congreso y el Senado votar al margen de la disciplina del grupo parlamentario si los intereses de Navarra estuviesen en juego.

La gestora para la refundación del PP en Navarra hace irreversible su ruptura con UPN

La coalición fue un éxito. UPN pasó a ser el partido más votado en las autonómicas, un logro valiosísimo mientras el artículo 29 de la Ley de Amejoramiento -modificado posteriormente en este punto- aseguró el poder de la Comunidad Foral a la formación que atravesara primero la línea de llegada: excepto los 14 meses del tripartito de 1994 presidido por los socialistas, los foralistas han gobernado Navarra durante los últimos 17 años. En las Cortes Generales, el Grupo Parlamentario Popular se ha visto acrecido por dos de los cinco diputados y tres de los cuatro senadores de Navarra.

Sin embargo, la feliz pareja se ha disuelto a la primera bronca. Todo empezó con la orden dada el pasado 10 de octubre por una abrumadora mayoría del Comité Político de UPN a sus parlamentarios en Madrid para que se abstuvieran en la votación de la enmienda del PP a la totalidad de los Presupuestos. Rajoy amenazó con la ruptura del pacto si los foralistas seguían adelante con su propósito. Tras el pleno presupuestario celebrado el 22 de octubre, la dirección del Grupo Parlamentario Popular sancionó con una multa a Carlos Salvador, el diputado de UPN que había obedecido a su partido, por romper la disciplina de voto; los foralistas, por su lado, incoaron expediente con suspensión de militancia a Santiago Cervera, el diputado navarro rebelde que había votado, en cambio, la enmienda a la totalidad del PP.

El PP anunció de forma unilateral hace una semana que daba por liquidado el acuerdo con UPN y abría tienda propia en la Comunidad Foral. En efecto, ayer se constituyó la gestora de la resucitada rama navarra de los populares en el Viejo Reino. Las primeras adhesiones proceden de las filas foralistas: desde el veterano Jaime Ignacio del Burgo hasta varios concejales elegidos en mayo de 2007, pasando por el diputado Cervera, dos de los tres senadores y el único eurodiputado de UPN. El milagro de la multiplicación de los peces es una especialidad exclusiva del Lago Tiberiades: los futuros militantes y electores del PP en Navarra serán restados seguramente de los censos de UPN, sin que parezca probable que la suma de los votos de ambos partidos cosechados por separado iguale los resultados logrados por la coalición a partir de 1991.

En el ejército de reemplazo, los suboficiales veteranos solían recomendar a los jóvenes sargentos encargados de la instrucción que se apresurasen a ordenar descanso a los bisoños quintos tan pronto como se olieran que los fatigados reclutas empezaban a acariciar la idea de sentarse en el suelo sin pedirles permiso. Aunque Cospedal -elegida secretaria general en el Congreso de Valencia celebrado el pasado julio- tenga la excusa de su poca experiencia en el mando de tropa, Rajoy hubiese debido a estas alturas de su larga carrera percibir a tiempo las señales del amotinamiento navarro y darle al conflicto una salida diplomática.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Desde su derrota en las elecciones legislativas del 9-M, el presidente del PP ha ejercido un liderazgo de cartón-piedra: los gestos autoritarios de Rajoy revelan tanto la susceptibilidad enfermiza de su amor propio herido como la escasa fortaleza de un carácter mal preparado para la adversidad política. La jactancia machista del líder popular -"todavía me visto por los pies"- al anunciar la ruptura con UPN ofenderá a Cospedal y a las militantes del PP pero sólo hará reír al público.

El grave pecado cometido por UPN -sancionado por Rajoy con la excomunión- fue llegar a un entendimiento con los socialistas para gobernar sin mayoría absoluta en solitario a fin de evitar una alternativa formada por el PSOE y Nafarroa Bai. La Comunidad Foral se incorpora, así pues, a los territorios donde los populares quedan marginados si no consiguen la mayoría absoluta. No se trata sólo de las comunidades con presencia nacionalista cuasi-hegemónica (como Cataluña y el País Vasco) o significativa (como Canarias y Galicia). El espacio del PP ya se vio en peligro hace unos años por la competencia de Unidad Alavesa; y las actuales alianzas territoriales con el PSOE del Partido Regionalista de Cantabria, el Par en Aragón y Unió Mallorquina hablan más del futuro que del pasado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_