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Barcelona, sede de la Unión por el Mediterráneo

La ciudad crece en autoestima y en reconocimiento internacional

La sede del secretariado en Barcelona generará más turismo de negocios

Autoestima, prestigio internacional, capitalidad reconocida de una amplia área del Mediterráneo son los beneficios intangibles que se ven en la designación de Barcelona como sede del secretariado de la Unión por el Mediterráneo (UpM), según la interpretación que hace el Ayuntamiento de la ciudad y de agentes económicos de la capital catalana.

También se vislumbran los efectos más tangibles. Algunos concretos: "la ciudad será la sede de las reuniones y congresos de los técnicos y expertos de la región del euromediterránea y, por tanto, aumentará el turismo vinculado al sector de las convenciones y los negocios", en palabras del delegado de Presidencia del Consistorio, Ignasi Cardelús. La secretaría general de la UpM tendrá su sede en el Palau de Pedralbes. Ocupará la mitad del edificio, que será, en gran parte, reacondicionado para acoger a un número aproximado a los 60 altos funcionarios de la Unión Europea. Esos trabajos, como otras cuestiones relativas al arranque del secretariado, serán definidos e impulsados por una comisión tripartita entre el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Generalitat y el Ayuntamiento.

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La secretaría general tendrá una función técnica de aprobar y coordinar proyectos de colaboración dirigidos al objetivo último de estrechar relaciones entre ambas orillas mediterráneas. Las áreas iniciales de operación serán: descontaminación del Mediterráneo, autopistas marítimas y terrestres, protección civil, energías alternativas, con énfasis en la solar, investigación y educación superior, Universidad Euromediterránea e Iniciativa para el Desarrollo Empresarial. Ayer, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, subrayó el propósito hispano italiano de reclamar la creación de una agencia de promoción de pymes, con financiación del Banco Europeo de Inversiones. Poner en marcha proyectos concretos en torno a esas áreas contará con una financiación de salida de 10.000 millones de euros del Banco Europeo de inversiones.

"La marca Barcelona sale robustecida", opina Josep Lluís Bonet, presidente de la Fira, convencido de que esta institución "podrá desarrollar aún más su apuesta por la internacionalización porque se abrirán nuevas oportunidades de proyección exterior y de negocio a las empresas del país".

Para Miquel Valls, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, está claro el efecto sede. "Tendrá un impacto económico. Ser sede añade atractivo para que se realicen reuniones, congresos, relacionados con el Mediterráneo", comentó ayer. La información de primera mano, la proximidad, puede ayudar a las empresas catalanas a "espabilarse y a ser las primeras en presentarse a los proyectos que se abran a concurso" y es uno de los efectos subrayado por Joaquim Llimona, presidente de la comisión internacional de la patronal de pymes Pimec.

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