Un campo de margaritas para los periodistas en Madrid 2016
500 módulos con forma de flor compondrán la futura Villa de Medios
No me quiere... me quiere es el cándido título del proyecto que ha ganado el concurso internacional de ideas para la Villa de Medios de Madrid 2016, un campo de construcciones efímeras y ligeras con forma de margaritas ideado por los jovencísimos arquitectos madrileños Rafael Prieto y Mari Paz Bartolomé, de 28 años. Cada una de las flores, hasta un total de 500, que darán cobijo temporal a 5.000 periodistas, es un edificio barato, multifuncional, reciclable, sostenible y solidario. Y con "comodidades de hotel de cuatro estrellas", según ha destacado el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, al presentar la Villa, que ocupará 20 hectáreas en la zona de Valdebebas.
La idea, basada en la arquitectura modular y que también recuerda a la fractal, es que los edificios, una vez finalizados los eventuales Juegos Olímpicos, se desmonten y se reutilicen para refugios, ambulatorios, escuelas... Al concurso se han presentado 19 proyectos, entre los que se ha elegido a No me quiere... me quiere por "su imagen atractiva y moderna, su facilidad de reutilización y su visión lírica", dice el jurado. Prieto y Bartolomé, que montaron su estudio hace un año y aún no le han puesto nombre, sabían que "era difícil ganar" y están "entusiasmados" con el premio, 40.000 euros, y con la proyección que les reporta. "La idea me dejó buen sabor, tenía algo muy bello y muy acorde con lo que se pedía", explica Prieto. Preguntados por su inspiración, confiesan la influencia de Habitat 67, levantado en 1967 por Moshe Safdie para la Exposición Universal de Montreal. Buscaban, según Bartolomé, "algo que se pudiera industrializar, con un componente estético y fácil de montar". Algo así como el Ikea de la arquitectura.
Y lo que han creado son módulos-flor prefabricados, del tamaño de la copa de un árbol, compuestos de una pieza central pentagonal elevada sobre un andamio de acero, a la que se adosan cinco hexágonos u hojas de chapa, cada uno una habitación. El paisaje, según Prieto, lo componen mediante "la repetición de las piezas distribuidas en aparente aleatoriedad", como haría la naturaleza. Paloma Sobrini, decana del Colegio de Arquitectos de Madrid, destaca la valentía del jurado al "apostar por la arquitectura joven". Para Sobrini, sus logros están en la "ingenuidad y el romanticismo" y en ser "un canto al medio ambiente" y encima "barato", clave en tiempos de crisis. El arquitecto y crítico Vicente Patón, que lo describe como "un hotel de emergencia" con los postulados de la arquitectura orgánica, lo ve "gracioso, espontáneo, muy plástico e interesante". Patón pide, eso sí, que se construya bien y se cuiden los detalles.
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