"Sería ilusorio esperar que Cuba cambiase en unos meses"
Desde hace ahora dos años, Trinidad Jiménez (Málaga, 1962) es la secretaria de Estado para Iberoamérica, una especie de viceministra para un continente en el que España tiene tantos intereses económicos que la Bolsa de Madrid tiembla cuando la impredecible presidenta argentina, Cristina Kirchner, da un puñetazo en la mesa. El próximo miércoles comienza en San Salvador la XVIII Cumbre Iberoamericana, la primera tras el famoso episodio del "por qué no te callas" que le espetó el Rey al venezolano Hugo Chávez en Santiago de Chile.
"Fue un desencuentro", explica Trinidad Jiménez, "que, gracias a la voluntad de los dos Gobiernos, hemos podido superar
[Chávez se entrevistó en julio pasado con el Rey y Zapatero] y, ahora, hay una normalización total y absoluta de las relaciones".
"Es lógica la fricción entre empresas y algún Gobierno iberoamericano"
Pregunta. Sin embargo, poco después de pasar por Madrid, Chávez forzó la compra del Banco de Venezuela, propiedad del Banco Santander...
Respuesta. Eso no es un problema. El Santander había recibido una oferta de un grupo venezolano y el Gobierno de Caracas aprovechó para hacer la suya. La decisión se basó en intereses exclusivamente económicos y, hasta donde yo sé, el Santander está muy satisfecho con el resultado.
P. Parece que Marsans no está tan satisfecha con la venta de Aerolíneas...
R. La mayoría de las empresas españolas están muy contentas con su desempeño en Latinoamérica. Desde los años 90, la inversión neta de España en la región suma 130.000 millones de euros, más del 10% de nuestro PIB. En la mayoría de los países somos el primer inversor extranjero y actuamos en sectores estratégicos, muy sensibles. Es lógico que en ocasiones se produzca fricción con algún Gobierno, pero son casos concretos y coyunturales que tratamos de resolver uno a uno. Debemos buscar el equilibrio entre el respeto a las decisiones soberanas de un país y los intereses de las empresas españolas.
P. Cristina Kirchner acaba de nacionalizar los fondos de pensiones privados, lo que afecta directamente al BBVA.
R. De momento, la explicación que ha dado el Gobierno argentino es que se hace para preservar los depósitos de casi diez millones de afiliados. Cuando sepamos exactamente la dimensión de esa medida y cómo afecta a la empresa española, podremos opinar con mayor solidez. Quizá en esta coyuntura de crisis ha tenido mayor efecto del esperado en los mercados.
P. Porque se ha interpretado como una prueba de inseguridad jurídica...
R. En general, existe seguridad jurídica en América Latina. Tenemos acuerdos de protección de inversiones y libre imposición con la mayoría de los países. Los marcos jurídicos son estables pero, a veces, sobre todo si cambia el Gobierno, se modifican las reglas preexistentes. Gustará más o menos pero, si entra dentro del ámbito de su soberanía, tenemos que respetarlo.
P. América Latina parecía al abrigo de la crisis financiera internacional, pero eso se ha acabado.
R. Ha aguantado mejor la crisis que otros lugares, pero era evidente que en algún momento podía sufrir el contagio. La diferencia es que ahora está mejor preparada. Su crecimiento de los últimos años no se ha basado en la especulación, sino en el precio de las materias primas, que sigue alto.
P. ¿Ha pasado el peligro de guerra civil en Bolivia?
R. Evo Morales ha entendido que, como presidente, era el que debía mostrar mayor generosidad y disposición al acuerdo para superar la crisis. Creo que actuó muy bien y que el pacto constitucional es una muestra de madurez democrática.
P. El conflicto de Bolivia se ha encauzado a través de una nueva organización, la Unión de Naciones de Suramérica (Unasur), en la que no está España, relegando a un segundo plano otros foros como las cumbres iberoamericanas.
R. Si Unasur ha demostrado ser un instrumento útil, debemos respetarla y animar a los países que la integran. Si es buena para América Latina, es buena para España. Las cumbres iberoamericanas son otra cosa, un foro de concertación política, que además es más amplio, porque en Unasur no están Centroamérica, México o el Caribe. No debemos plantearlo como una competencia por el liderazgo, sino como un ámbito de cooperación.
P. Zapatero dijo en septiembre en Nueva York que España y EE UU deben concertarse para actuar juntos en Latinoamérica, pero no parece que EE UU sea bien recibido en la región.
R. En los últimos años, EE UU ha estado ausente de Latinoamérica, porque su atención se centraba en otros lugares. La hegemonía y el unilateralismo han quedado atrás, y creo que la nueva Administración estadounidense, cualquiera que sea, será consciente de ello.
P. ¿Irá Zapatero a Cuba en 2009?
R. Vamos a ver en qué momento y en qué condiciones. Es razonable que el presidente se plantee viajar a Cuba, dado los vínculos históricos y el papel de España en la región. Hemos tenido una implicación muy fuerte para que se reanudara el diálogo entre la UE y La Habana...
P. Pueden arrepentirse si no hay resultado concreto...
R. La reanudación del diálogo era un objetivo en sí mismo. Debemos tener claro que el protagonismo corresponde a los propios cubanos, tratar de influir desde fuera tiene mucho riesgo. Las palabras claves son respeto y cautela. Pero sería ilusorio esperar que el régimen cubano, que tiene 50 años, cambiase en unos meses...
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