La iluminación de Rouco

Antonio María Rouco debe de ser un hombre sabio. Como el portavoz de los obispos, Juan Antonio Martínez Camino. Y luego está la Cope, que recordemos una vez más que es la cadena de emisoras propiedad de los obispos, aunque ellos, por franciscana humildad, se supone, no se hacen responsables de la bazofia y basurilla demagógica que el orate matutino gasta para insultar -esta semana le ha tocado a él- al juez Baltasar Garzón por su reciente auto de revisión de los crímenes franquistas.

Ha dicho el primero que la Iglesia debe "iluminar con el Evangelio la vida pública". El segundo, cejijunto ante la Ley de Memoria Histórica, ha vuelto a anunciar la beatificación de otros 500 "mártires de la fe" durante la Guerra Civil, que se sumarán a los 500 ya canonizados de un amplio catálogo de cerca de 10.000. Y el tercero... bueno, qué decir del tercero.

Será posible que ninguno de ellos vea la contradictoria e ignominiosa suciedad de esa lógica, que representa canonizar a los suyos e impedir que los "otros" puedan, siquiera, saber dónde enterraron a sus muertos aquellos salvajes que en nombre de la fe de Rouco, Martínez Camino y vaya usted a saber si del orate, les fusilaron en una perdida cuneta?

Dos propuestas. Recordemos cómo el Evangelio de Rouco iluminó la vida pública en 1937. Leamos: "El Movimiento ha garantizado el orden en el territorio por él dominado. (...) Esta situación permite esperar un régimen de justicia y paz para el futuro". Este párrafo pertenece a la Carta Colectiva de los obispos españoles. La encabezaba el cardenal Isidro Gomá, el mismo que el 20 de mayo de 1939 bendijo el espadón victorioso del caudillo en la iglesia madrileña de Santa Bárbara. Y la firmaban, además, siete arzobispos y cerca de 40 obispos.

Segunda propuesta. Envíese copia a la Conferencia Episcopal de la foto del 5 de diciembre de 1936, tomada en Santiago de Compostela. Una mañana cualquiera, en alegre dueto, portavoz y vocero de los obispos podían comentarnos en la Cope la bella imagen, con detallada descripción de los ropajes de unos y otros, de varios obispos saludando al modo fascista a Francisco Franco y Carmen Polo.

Iluminación, que diría Rouco.