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Freno al saqueo de hongos

La Diputación de Álava prohíbe recolectar más de dos kilos de setas por persona y día para preservarlas

"Cualquier elemento de la naturaleza que no sea cultivable y que goce de un precio en el mercado, al final desaparece". Pedro Arrillaga, director de la sección de Micología de la Academia de Ciencias Aranzadi resume en una frase las razones que han llevado a aprobar e un reglamento que ordena la recogida de hongos y frutos silvestres en Álava. Se trata de la primera normativa que se promulga en la comunidad autónoma, pero algunos valles de Navarra, tan queridos por los seteros guipuzcoanos, ya cuentan con una, lo mismo que otras comunidades del resto de España. Las diputaciones de Vizcaya y Guipúzcoa llevan años estudiando sacar un reglamento similar.

El reglamento pretende promover el respeto al medio ambiente

Álava ya ha dado el paso para poner freno a la codicia que caracteriza a algunos aficionados, que saquean literalmente los bosques en estas fechas. "El reglamento tiene un objetivo concienciador, para que la ciudadanía respete los montes", explicó la diputada de Agricultura, Estefanía Beltrán de Heredia al presentar la norma. No se podrán recolectar más de dos kilos (una cesta mediana llena) por persona y día en aquellos bosques que no sean privados. Excepto en el caso de las trufas, que requieren de una autorización previa. Además, sólo se permite el uso de navaja o cuchillo y cesta. Están prohibidas las mochilas o las bolsas de plástico, porque impiden la salida de esporas al exterior para que retoñen nuevos hongos.

La normativa es sobre todo conservacionista: no se podrán recolectar hongos en fase de crecimiento, se prohíbe remover el suelo y arrancar las setas, y se obliga a dejar en el bosque los ejemplares rotos, alterados o pasados. "Solo se podrá deteriorar con fines científicos", señala la norma aprobada ayer en el consejo de Diputados y que entrará en vigor en quince días, con su publicación en el Boletín de Álava.

La norma establece multas de entre 30 y 250 euros, así como el decomiso de lo indebidamente aprovechado y la indemnización de los daños y perjuicios ocasionados. La Diputación encomendará la tarea de vigilancia a los 38 guardias forestales que recorren a diario los montes alaveses, que se reducen a nueve los fines de semana.

Cada ayuntamiento podrá restringir las medidas que se incluyen en este reglamento, como, por ejemplo, reducir los días de recogida. Arrillaga se muestra de acuerdo con esta restricción. "Estamos asistiendo a una disminución progresiva de especies y de ejemplares; no sólo por la acción del hombre, también por el cambio climático y por los cambios en la relación planta-hongo. Al final, habrá que vedar durante largas temporadas para que el bosque se regenere", explica.

Pero la acción del hombre es determinante. La micología era hasta hace medio siglo una práctica de iniciados. Los hoy populares hongos (del género boletus) ni se recogían. José Ignacio González de Heredia Txurtxil, pastor de Larrea, ya se ha acostumbrado a ver llegar a legiones de seteros en coche hasta los bosques de la sierra de Elgea. "Hasta no hace mucho, sólo cogíamos setas unos pocos vecinos, justo un puñado para la cena", recuerda. "Ahora llegan con el coche hasta la linde del bosque y sólo buscan coger cuantas más setas mejor, para luego venderlas".

Así que la seta de primavera o perretxiko, tan querida en Álava, ha desaparecido en muchos lugares del País Vasco donde antes era común. "Se cogen cada vez más pequeñas, con lo que no esporean y el micelio [la parte del hongo bajo tierra, que permite su regeneración] se empobrece", aclara Arrillaga.

En Navarra, en el valle de Ultzama, se regula la recogida desde el año pasado, después de que en 2006 más de 20.000 seteros invadieran los bosques del municipio en busca del preciado hongo negro (boletus edulis). Los seteros han de pagar un canon de unos diez euros por entrar en los montes del municipio, recolecten o no. En Castilla y León, la norma es similar a la que se ha puesto en marcha en Álava, por lo que ya se aplica en el Condado de Treviño, el enclave de Burgos en terreno alavés.

Una seta en un bosque frecuentado por recolectores de hongos.
Una seta en un bosque frecuentado por recolectores de hongos.A. C.

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