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Crisis financiera mundial | Las nuevas medidas de Washington

EE UU da un giro radical a su plan de rescate para seguir el modelo europeo

Comprará acciones por 183.000 millones en una intervención masiva en los nueve grandes bancos - El Estado no se sentará en los consejos de las entidades

Juan Jesús Aznárez

Obligado por la crisis a una intervención pública histórica, el Gobierno de Estados Unidos comprará 250.000 millones de dólares (más de 182.000 millones de euros) en acciones preferentes sin derecho a voto de los bancos privados para fortalecer el capital del sector bancario privado e incrementar el crédito hacia las empresas y consumidores.

"Estamos tomando pasos decisivos para proteger la economía", afirmó el secretario del Tesoro, Henry Paulson, durante el anuncio de la parcial nacionalización, consecuencia del descalabro de Wall Street durante la crisis de las hipotecas. Los 250.000 millones forman parte de los 700.000 millones de dólares aprobados por el Congreso en la mayor operación de salvamento desde la Gran Depresión de 1929.

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La prioridad inicial del Gobierno era la compra de la deuda tóxica de los bancos para sanear sus balances, pero al final ha optado por comenzar con la compra de acciones para desbloquear el crédito y acotar los tipos de interés. El Estado, a través de la Corporación Federal de Garantía de Depósitos, también avalará las nuevas emisiones de deuda de los bancos, de modo que EE UU da un giro radical y aplica las dos principales medidas que han tomado los grandes Gobiernos europeos siguiendo el modelo británico. Sin embargo, en EE UU las autoridades no entrarán en el consejo de administración ni, por lo tanto, podrán relevar a los gestores de las entidades ni condicionar el pago de dividendos, como ha sucedido en los bancos británicos.

No todos los bancos aceptaron de buen grado la compra de parte de sus acciones por la Administración al considerar inconveniente su creciente penetración en las cuentas y balances del sector privado. No obstante, debieron ceder ante las presiones de los negociadores gubernamentales, según el diario The Wall Street Journal.

La meta de la Casa Blanca es que los grandes bancos actúen de locomotoras y que los bancos agobiados por sus activos desvalorizados dispongan de fondos suficientes y agilicen la concesión de préstamos a particulares, empresas y administraciones locales. El Gobierno comprará 125.000 millones de dólares en acciones de las principales instituciones financieras, entre ellas J.P.Morgan Chase, Bank of America, Citigroup, Wells Fargo, Bank of New York Mellon, Morgan Stanley, Merrill Lynch, State Street y Goldman Sachs. El resto del dinero, hasta los 250.000 millones, desembarcará en cientos de bancos menores.

"Una amplia gama de instituciones financieras puede participar en este programa vendiendo acciones al Gobierno en términos atractivos para proteger al contribuyente", dijo Paulson, artífice de la operación. La pérdida de confianza de los inversores en el sistema financiero de EE UU, cuya onda expansiva sacudió los mercados globales y castiga al conjunto de la economía nacional, es la razón fundamental de la ofensiva oficial en curso, a la que ayer se sumaron, de nuevo, George W. Bush y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. Los dos instaron a confiar en las nuevas herramientas.

El discurso de Paulson fue ayer patriótico y optimista, abundante en invocaciones a la histórica capacidad de EE UU para afrontar crisis: "Somos fuertes y siempre hemos superado las dificultades. Esta vez no será diferente". El alto funcionario reconoció que los inversores no quieren prestar a los bancos, y los bancos más saneados no quieren prestarse entre ellos, ni tampoco a los consumidores. El plan garantiza los préstamos durante tres años.

El presidente de EE UU, George W. Bush, en los jardines de la Casa Blanca tras su intervención ante los medios de comunicación.
El presidente de EE UU, George W. Bush, en los jardines de la Casa Blanca tras su intervención ante los medios de comunicación.REUTERS

Prohibido recompensar a los malos

La compra de acciones del Gobierno, que instó a los bancos a facilitar el pago de hipotecas a los propietarios en apuros, se acompaña de una medida popular: la prohibición de los contratos blindados y una drástica reducción -sin concretar aún- de las retribuciones a los ejecutivos.

Desde hace semanas, el norteamericano medio siente los efectos de la paralización del sistema financiero: perdieron valor sus pensiones y ahorros y teme por su nómina. Numerosas empresas, al encontrar dificultades para conseguir financiación, pueden optar por el cierre de negocios y el despido de empleados.

Para evitarlo, los principales bancos recibirán masivas cantidades de dinero para reforzar su capital: Citigroup y JPMorgan Chase, 25.000 millones de dólares cada uno (algo más de 18.000 millones de euros); Bank of America y Wells Fargo, 20.000 millones de dólares más otros 5.000 millones de las adquiridas Merrill Lynch y Wachovia; Goldman Sachs y Morgan Stanley, 10.000 millones cada uno, y Bank of New York Mellon y State Street, 2.000 millones, según anticipó The New York Times.

"Estamos tomando medidas agresivas y sin precedentes para afrontar la crisis financiera", dijo Bush, en una comparecencia en la Casa Blanca. El presidente ha comparecido casi diariamente para tratar de tranquilizar a los mercados, todavía erráticos.

Tras consumir los primeros 250.000 millones de dólares, el presidente deberá firmar los siguientes desembolsos tras recibir la autorización del Congreso. "No vamos a parar hasta conseguir recuperar la confianza en el sistema financiero de EE UU para restaurar la prosperidad del país", declaró Bernanke, presidente de la Reserva Federal.

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