_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Articulistas

Rosa Montero

Leo columna tras columna de los articulistas de EL PAÍS y de otros periódicos y todos hablan obsesivamente de la crisis. Es lo que tiene esto del articulismo, somos como guardias de la porra (ahora los llaman, mucho más finamente, agentes de movilidad) del flujo de información que circula por el mundo. O quizá ni eso, porque los policías de tráfico controlan de algún modo el movimiento de los coches, mientras que nosotros más bien nos dejamos llevar por la corriente como un corcho. De modo que cuando hay una marea normal, compuesta de olas pequeñas y distintas, cada cual se sube a la chepa de la suya. Pero cuando llega un tsunami, un maremoto, la corriente nos arrastra a todos hacia el mismo lado, revueltos y aturdidos, hechos un gurruño de codos y rodillas.

En situaciones así, en momentos álgidos de inundación informativa, es como si la noticia dominante te abdujera. Sucedió, por ejemplo, cuando el atentado de las Torres Gemelas, y en la guerra de Irak, y también cuando el 11-M y las elecciones. Son momentos históricos y sobre todo histéricos en los que el asunto principal alcanza el punto de ebullición de la lava y desaloja de nuestra atención todo lo demás. Como articulistas nos dedicamos a comentar la realidad, pero, con la que está cayendo, es que no se nos ocurre ni nos atrevemos a hablar de otra cosa. La crisis es la noticia en la que vivimos, como gusanos dentro de una manzana. Y así, aquí estamos todos intentando decir algo propio, algo original, algo inteligente sobre el crash económico. Una ambición inane y condenada al fracaso, porque además en esta crisis nadie parece saber decir (ni hacer) nada atinado, desde Rajoy con su demagogia irresponsable a Zapatero con su inconsistencia amedrentadora. Por eso a mí, después de mucho pensar en el asunto, sólo se me ocurre una palabra: ¡socorro!

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_