"Cambiar no ha sido nada fácil"
Sus problemas nunca fueron las drogas y el alcohol, sino la sobredosis de rabia que corría por sus venas desde su adolescencia. Su debilidad por presentarse ante el mundo como un macho duro, agreste y despótico le acabó pasando factura y convirtiéndole, hace ya 15 años, en un espejismo del gran actor que había demostrado ser en películas de los ochenta como La ley de la calle.