Cuando informar es jugarse la vida
La guerra y el narcotráfico son los enemigos más letales para la prensa
Los conflictos bélicos y el narcotráfico se han convertido en las principales amenazas para la libertad de prensa. Y en algunos países, como México, los periodistas se han rendido ante los carteles de la droga al abandonar los reportajes de investigación, eludir firmar sus crónicas y caer en brazos de la autocensura ante el temor a ser asesinados. Éste es el desolador panorama que dibujó ayer el director editorial para América Latina de la agencia de noticias Associated Press, Niko Price, durante el seminario de la 64ª asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) dedicado a la libertad de información.
Para salir de esta situación, el representante de El Tiempo de Bogotá, Enrique Santos, contó la receta aplicada en Colombia, un país donde la prensa ha sufrido la narcoamenaza durante 20 años y que en 2007 fue catalogado como el país más peligroso para informar. "Tras el asesinato del presidente de El Espectador hubo una alianza para publicar informes simultáneos en prensa, radio y televisión sobre los carteles de la droga y para dar los nombres de sus dirigentes. Fue un mensaje claro para los narcos: no sería fácil silenciar a la prensa".
Desde 1992, Reporteros Sin Fronteras tiene registrada la muerte de 500 "periodistas molestos" asesinados por mafias, matones a sueldos o sicarios de políticos corruptos, según expuso Fernando Castelló, presidente internacional de esa organización. Otros tantos han muerto mientras cubrían conflictos armados.
Con 212 asesinatos desde 2003, Irak es el país más letal para la prensa. Lo sabe bien Giuliana Sgrena, reportera de Il Manifesto, que fue secuestrada en Bagdad en 2005 y el vehículo en el que viajaba tras su liberación, tiroteado por tropas de EE UU. Tras afirmar que no quiere morir para informar, Sgrena aseguró que en Irak es imposible contar lo que pasa de manera independiente. "Las partes enfrentadas no quieren que haya testigos. Yo lo he pagado". David Dadge, director del Instituto Internacional de Prensa, resumió el efecto que provoca la muerte de un informador: "Cuando se pierde al mensajero se pierde también el mensaje".
Además de defender la libertad de prensa, los periodistas tienen otros frentes de batalla: el acceso a la información. España es, precisamente, uno de los pocos países de la UE (apenas 5 de 27) que carecen de una ley que garantice la transparencia de la información pública. Con más o menos deficiencias, estas normativas han avanzado mucho en los últimos años y están vigentes en 82 países, según los datos que ayer presentó Helen Darbishire, directora de la organización Acces Info Europe.
Tanto Derbishire como el abogado y ex juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos Asdrúbal Aguiar, el periodista mexicano Roberto Rock y el director de Abc, Ángel Expósito, defendieron este tipo de leyes como garantía ineludible de la libertad de expresión, y por tanto indicador de la calidad de una democracia.
Así, Abc y EL PAÍS presentarán mañana una propuesta de resolución para que la SIP solicite al Gobierno español que elabore una ley que garantice el acceso de cualquier persona, de manera sencilla, rápida y gratuita, a los registros y a la información de los organismos públicos. Acces Info presentó el año pasado 40 solicitudes de información a 20 instituciones públicas españolas y en un 78% de los casos no se recibió la información requerida.
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