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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Piedras duras

El tema de este ballet narrativo ya está en la historia del teatro musical desde antiguo. Pensemos en Montesuma de Vivaldi o en tantas versiones de Hernán Cortés. No hay espacio para entrar en los antecedentes, Pocahontas incluida, pero la Malinche sobrevuela la pieza casi como una maldición que se ceba en la exacerbación de los símbolos. Ya lo dijo Balanchine: narrar en ballet es casi un imposible.

Se reconoce, eso sí, el estilo de José Antonio, su pericia para el manejo de grupos corales, su musicalidad. A veces se acerca al estilo del Gades de Fuenteovejuna y otras acude a su propio catálogo. En El corazón... no hay demasiada danza como tal, pues el tracto pantomímico consume demasiado tiempo, con muchos y gratuitos desnudos.

Ballet Nacional de España

El corazón de piedra verde (basado en la obra de Salvador de Madariaga). Coreografía: José Antonio; música: José Nieto; escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda; vestuario: Yvonne Blake. Teatro de la Zarzuela, Madrid. 3 de octubre.

Los dos personajes que destacan son los de Moctezuma e Icauatzin, interpretados respectivamente por los invitados Primitivo Daza y Carlos Rodríguez. Ambos dan creíble intensidad a sus caracteres además de aportar sus fuertes personalidades. La música de Nieto es eficiente y posee fragmentos de lectura bailable, aunque otras veces se quede en la vertiente incidental; las luces cumplen atinadamente al drama y la escenografía, genérica y en clave operística, acierta en su funcionalidad monumental. Quizás el elemento perturbador y responsable de que pueda considerarse toda la obra un acto fallido, es el vestuario de Yvonne Blake, que a pesar de su dilatada experiencia en cine y teatro, aquí resulta delirante. Trata de ser imaginativa y moderna y deviene en disfraz humorístico; su barniz ecléctico la hizo pensar más en los navajos que el huipil, por no hablar de esas casi ofensivas estrellas de David que jalonan indescriptibles hábitos, amén de poner tacón de carrete a las epónimas de Malintzin, la tan presente en Madariaga madre-princesa náhualt.

Un ensayo de <i>El corazón de piedra verde.</i>
Un ensayo de El corazón de piedra verde.BERNARDO PÉREZ
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