Medio Ambiente recorta la protección en Corrubedo para incluir una piscifactoría
La parcela que acogerá la planta de Laxe Brava iba a ser declarada Red Natura
Para adaptar el plan de piscifactorías a sus promesas medioambientales, el bipartito ha tenido que improvisar rebajas en su política de protección y alterar un informe técnico. La Consellería de Medio Ambiente ha retirado de su propuesta de ampliación de la Red Natura una parcela de algo más de 300.000 metros cuadrados en la que la Xunta prevé ahora la construcción de la granja marina de Laxe Brava, en el ayuntamiento coruñés de Ribeira, la mayor que se ejecutará en Galicia en los próximos años. "Los hábitats de esta zona no son sobresalientes", esgrimen desde la consellería, "y colisionaban con un proyecto de interés estratégico y general".
La zona linda con el Lugar de Interés Comunitario de Corrubedo y está "en el área de influencia" del parque natural de las dunas, como admite el propio plan sectorial redactado por Pesca. En la versión definitiva de este documento, aprobada en agosto por el Consello de la Xunta, el Gobierno gallego retiró además un fragmento del borrador en el que los técnicos alertaban de los daños que la granja marina podría ocasionar a los percebes que crían en las rocas de la zona.
El hueco introducido por Medio Ambiente era primordial para no echar por tierra la medida estrella con la que Touriño arrancó su mandato. Nada más tomar posesión en 2005, el presidente de la Xunta paró el plan de piscifactorías aprobado por Manuel Fraga cuando ya estaba en funciones, arremetiendo contra su grave impacto ambiental, ya que ocupaba el 28% de la Red Natura. Con la promesa de retirar todas las granjas de estos terrenos protegidos, la nueva conselleira de Pesca, Carmen Gallego, emprendió una revisión del documento.
Fueron necesarias varias versiones para lograr un plan acuícola que el Gobierno gallego pudiese defender con argumentos medioambientales. Finalmente Pesca no retiró todos los proyectos de la Red Natura y decidió permitir la ampliación de las piscifactorías autorizadas en estos parajes protegidos por el PP pero vetando, eso sí, la construcción en ellos de nuevas granjas. Para alcanzar este objetivo, Medio Ambiente tuvo que abrir un agujero en su proyecto de ampliación de los enclaves incluidos en la Red Natura.
El primer borrador que especificaba las nuevas áreas preservadas, de julio de 2007 y al que ha tenido acceso este periódico, incluía toda la punta de Laxe Brava, mientras que la siguiente propuesta presentada a los grupos ecologistas en octubre de aquel mismo año ya abría un hueco en este paraje para ubicar la piscifactoría. "En otras partes de Galicia se añadieron zonas", subraya Medio Ambiente. "Si estaba metido es porque la zona presenta condiciones naturales para que fuese Red Natura", esgrime Martiño Fiz, ecologista de Adega, quien critica que la ampliación de la Red Natura, "tan vendida" por el conselleiro Manuel Vázquez, se realice "al dictado" de las empresas.
En el proceso de aprobación del polémico plan acuícola se produjo otra desaparición relacionada con Laxe Brava. Pesca eliminó una frase del informe ambiental sobre la granja marina de Corrubedo en la que los técnicos alertaban de posibles daños de los vertidos de la planta en los bancos marisqueros. El primer borrador de la revisión del plan sectorial advertía en diciembre de 2006 de la "fragilidad" del entorno de Laxe Brava, un mar rico en nécora, centolla y percebes. El estudio ambiental, elaborado por la consultora Ceinsa, decía que estas últimas capturas "podrían verse afectadas por los efluentes de la planta acuícola", una frase que ha desaparecido del documento aprobado por la Xunta en agosto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.