Coppola, historias de cine y vino
El cineasta remata el rodaje de 'Tetro' en la Ciudad de la Luz de Alicante y se dispone a viajar por Burdeos, París y Roma para catar los mejores caldos
Cada gran hombre cuenta con aquellas sombras de las que no puede desprenderse. En el caso de Francis Ford Coppola, uno de los grandes genios del arte universal en activo, esa sombra es curiosamente El padrino. Aquella película fue su éxito y su condena. "El padrino interrumpió mi vida", dijo ayer.
"Ahora me siento como un niño de seis años. Abierto y curioso"
"El padrino' interrumpió mi vida. Pero hice el filme que quería"
"Me gusta comer, beber, pero lo que más me gusta es hacer películas"
Esa llamada de los grandes estudios -la Paramount- cuando tenía 31 años fue lo que le permitió seguir haciendo el cine que quería y por la que pasará a la historia, con permiso de otras obras también magistrales como Apocalypse now. Aunque quizás, a partir de unos meses, sea también por Tetro, la película que actualmente rueda en la Ciudad de la Luz de Alicante y que, según él mismo admite, "es mi obra más personal".
Poco más tiene que decir Coppola de Tetro, en la que participan Maribel Verdú y Carmen Maura -"espero que queden bien y contentas con la película", aseguró Coppola, todo un caballero- junto a Vincent Gallo o Klaus Maria Brandauer. De hecho, su encuentro de ayer con la prensa en Alicante fue toda una excepción. Rara vez había accedido a atender a los medios en sus rodajes. Hablar sí quería. Pero hacerlo sobre la película en que está metido es otro cantar.
Hasta en eso, el gran Coppola se sale de la norma: "No quiero comentar algo que ustedes verán dentro de seis u ocho meses. Todavía ni he empezado a montarlo. No me gustaría que nada de esto me influyera en el resultado", aseguró ayer el director estadounidense.
Probablemente él tampoco sepa muy bien cómo quedará. Es de los directores impulsivos, aventureros, poco dados a cuadricular su propio mundo. Algo se le escapó, pese a su voluntad de adelantar poco: "Es una película muy especial, muy misteriosa. Una película sobre la música", comentó, "con baile, tiene algo de ballet...".
De Tetro, que se ha rodado sobre todo en Argentina -en Buenos Aires-, producida por Tornasol y Castafiore, poca cosa pues. Pero, de lo demás, lo que haga falta. A Coppola no hay que sacarle las palabras con torniquete. Dice sentirse feliz en esta etapa de su vida: "Como un niño con seis años. Abierto y curioso, dispuesto a aprender nuevas cosas".
Un niño que ahora, con 69 años, reanuda todo aquello que se vio interrumpido por ese tren que le metió en la leyenda junto a Marlon Brando y Al Pacino. El tren sangriento y épico de los Corleone. "Ahora estoy haciendo lo que quise hacer entonces. Películas pequeñas con guiones originales míos que me puedo pagar gracias al vino que produzco", aseguró.
¿No tiene miedo a la crisis? Nada, le resbala. "Afectará, desde luego, no sabemos en qué medida, a Hollywood, pero a mí, no. Cuanto peor van las cosas, más vino bebe la gente, así que yo podré seguir haciendo lo que quiera", aseguró.
Ni la crisis ni el fracaso le asustan: "He caído tantas veces, que ya no me da miedo", dice. En cambio, su pasión por la buena vida quedó patente: "Me gusta beber, comer, pero lo que más me gusta de todo es hacer cine. Eso sigue siendo mágico para mí", confesó.
A vueltas con El padrino, Coppola tiene dudas sobre si hoy podría hacerse como se hizo. Respetando su santa voluntad, para pesadilla de los peces gordos de los estudios. Pese a que fue un encargo, Coppola se impuso en toda la producción como un titán frente a los productores. Quiso a Marlon Brando y a Pacino para los papeles principales, aunque a los magnates les horrorizaban ambas elecciones: "Hice la película que yo quería. No sé si hoy un director con la edad que yo tenía entonces sería capaz de imponerse. Creo que lo hice entonces porque era joven y avispado", comenta, y añade: "Hoy sería más difícil. Ves los títulos de crédito y todo son nombres de productores. No creo que se pueda escapar a una presión tan agobiante".
Aun así, sigue cocinando lo que le place. Aunque con una diferencia. ¿Podrá verlo la gente? Si tenemos en cuenta que su anterior película, Juventud sin juventud, todavía no se ha estrenado en España, ¿quién sabe? "No sabía que todavía no se ha visto aquí, pero seguro que tendrán oportunidad", dijo un tanto sorprendido por la noticia. "Puedo decir que si Juventud sin juventud es una película sobre ideas, Tetro es más emotiva".
Hoy impartirá una clase de cine a los alumnos de la Ciudad de la Luz. Pero espera hacerles preguntas también. "Antes de hablar yo, tendré que consultarles miles de cosas. En qué están más interesados, en la industria o en la creatividad, por ejemplo. No lo sé".
Luego se dará un periplo por Europa. Pasará por Burdeos, París y Roma. Puede que haga una parada en el festival de cine de San Sebastián. Ayer todavía se lo estaba pensando. Le acompañará Eleanor, su mujer desde hace más de 30 años, que revisaba el periplo junto a sus colaboradores. Hay que catar caldos para seguir haciendo buenas películas. De Alicante se marcha con un aroma agradable: "Me han gustado los tintos hechos con uva Monistrell, realmente buenos". Pues salud, maestro.
Babelia
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