Vigas califales de ida y vuelta

¿Cómo pueden acabar en el mercado de arte vigas califales de la mezquita de Córdoba? Esta pregunta surgió por primera vez en marzo de 2006 cuando saltó a los medios que la casa Christie's iba a subastar cinco maderas del siglo X procedentes de este monumento. Pero no hubo respuesta entonces. La misma duda ha vuelto a surgir esta semana tras anunciar la Iglesia católica, propietaria del edificio desde el siglo XIII, que había recuperado otras seis maderas distintas a las que Christie's finalmente venderá este mes de octubre. ¿Y cómo salieron de la mezquita estas otras? Tampoco en esta ocasión ha habido una respuesta clara por parte del Cabildo catedralicio, la institución eclesiástica responsable del templo. Pero una denuncia que un carpintero cordobés formuló ante la policía el 13 de marzo de 2006 puede arrojar algo de luz sobre este asunto. Este ebanista le contó a los agentes que él había tenido en su taller seis vigas califales. Se las entregó, según declaró entonces, "un alto cargo de la diócesis". Se trata de las seis maderas que ahora la Iglesia dice haber recuperado previo pago de 150.000 euros.

El carpintero dice que instaló otra viga a un familiar de un alto cargo diocesano

El ebanista vendió a un tercero las maderas por 52.000 euros

Este carpintero debió de dar un respingo hace dos años cuando vio en los medios de comunicación las vigas que Christie's iba a subastar. Creyó que eran las piezas que él había tenido en su poder durante alrededor de una década. Y por eso acudió a la comisaría de policía para formular una denuncia.

Allí contó como, a finales de los ochenta y principios de los noventa, estuvo trabajando para una empresa que restauró parte de la techumbre de la mezquita. Según el relato que hizo, construyó "armaduras nuevas para las cubiertas del techo" del edificio. Las vigas originales "fueron sustituidas por las nuevas estructuras fabricadas" por este individuo. Según la denuncia, las maderas que se retiraron fueron depositadas "en las mismas cubiertas" y en "dependencias de la propia mezquita y del Obispado".

En el año 1991 o 1992, "un alto cargo de la diócesis" le encargó "una serie de obras en el domicilio de un familiar" en Sevilla. El carpintero "le apuntó a esta persona que podría quedar muy bien una de las vigas desechadas en las cubiertas de la mezquita" para la casa del familiar. A los pocos días, según lo que el ebanista denunció ante la policía, "recibió en su domicilio (...) unas siete vigas" para que "adaptara la que más conviniese". Tras colocar una, "las restantes quedaron en las dependencias de su taller a la espera de que fueran retiradas". Pero nadie se las llevó. Según la versión que dio este sujeto, él "mantuvo múltiples contactos con personal y cargos del Obispado de Córdoba en los que nunca se le llegó a reclamar la entrega o retirada de las vigas restantes".

El carpintero instaló uno de los maderos en el salón de su propia casa en 1997. El resto seguía depositado en su taller. Hasta que, a finales de 2002 o principios de 2003, el coleccionista Francisco Cabello se puso en contacto con el ebanista. El carpintero le contó a la policía que en aquella época atravesaba un momento económico delicado y que por eso "al final optó por vendérselas". Recibió por todas las piezas unos 52.000 euros. La venta se fue realizando poco a poco. Según el carpintero, la última madera se la llevó Cabello en febrero de 2006. Se trataba de la viga que había instalado el ebanista en el salón de su domicilio.

Tras esta denuncia y con los datos aportados por el Ministerio de Cultura y la Junta de Andalucía se abrió un proceso judicial. Las autoridades creían que las vigas que se iban a subastar en Londres eran las de Cabello, a quien se le había negado con anterioridad un permiso para sacarlas de nuestro país. Cultura creía que este coleccionista podría haber incurrido en algún delito de exportación ilegal. Pero, finalmente, se demostró que no era así. La sección tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba confirmó la absolución de Cabello al considerar que la investigación realizada acreditaba "sin género de dudas que las vigas mencionadas

no son las mismas que las que posee" este coleccionista. De hecho, la mayoría de las piezas de Cabello estaba en ese momento depositada en la sala Alcalá de Madrid a la espera de ser subastadas. Finalmente esa venta no se llevó nunca a cabo y ha sido ahora el Cabildo quien se ha hecho con las piezas gracias a que la constructora Sierra Albaida SL ha pagado 150.000 euros en concepto de gastos de adquisición, conservación y mantenimiento, según la versión dada este lunes por la Iglesia.