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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Vuelve a Estrasburgo

Ibarretxe trata de desacreditar por adelantado la sentencia del Constitucional sobre su consulta

Hoy inicia el Tribunal Constitucional sus deliberaciones sobre los recursos presentados por el Gobierno y el PP contra la ley de consulta promovida por Ibarretxe. Antes de que el Tribunal se pronuncie, el lehendakari ya ha anunciado que presentará una demanda contra el Reino de España ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) por vulneración de las libertades de pensamiento, expresión, asociación y participación política, entre otras que considera conculcadas por la suspensión de la consulta.

La iniciativa da por supuesto que el Constitucional anulará esa ley; ello supone una rectificación de Ibarretxe, que hace poco dijo que no concebía que pudiera rechazarse su iniciativa, dado que no había oído "ni un argumento contra ella". Como dice que no lee los periódicos, es posible que no se haya enterado, pero ha habido muchos argumentos, incluyendo los del propio recurso del Gobierno, avalados por el pronunciamiento previo del Consejo de Estado: la falta de competencias del Parlamento vasco para promover un referéndum consultivo (aunque se presente disfrazado de consulta); y el carácter inconstitucional de las cuestiones planteadas en la misma.

Que presente la demanda a título personal (e invite a hacer lo mismo a todos los vascos) se debe seguramente a que ha sido informado de que, según las normas del Tribunal de Estrasburgo, un Gobierno subestatal no está legitimado para recurrir contra el Estado del que forma parte; pero tampoco quiere apearse del todo de su advertencia de que, si el Constitucional rechazaba la consulta, su Gobierno emprendería todas las "iniciativas legales, políticas y sociales" posibles.

La forma de plasmar esas iniciativas ha sido motivo de divergencia dentro de su Gobierno, dividido entre quienes dijeron que acatarían la resolución (el PNV de Urkullu) y quienes lamentaron esa actitud y llegaron a anunciar un "calendario de movilizaciones" (EA). La iniciativa de Ibarretxe ante Estrasburgo pretende ser un punto de equilibrio entre esas posturas: no movilizaciones de momento, pero voluntad de desacreditar por adelantado la sentencia del Tribunal español, identificando la impugnación de la consulta con ausencia de libertades democráticas.

Un mensaje que, desde luego, no parece inspirado por el objetivo que Ibarretxe atribuyó a su iniciativa: poner a ETA en su sitio y quitarle protagonismo.

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