Un partido de fútbol aproxima a Turquía y Armenia
El presidente turco, Abdulá Gül, rinde una histórica visita a Eriván
El presidente de Turquía, Abdulá Gül, se convirtió ayer en el primer jefe de Estado de su país que visita Armenia. El motivo inmediato de este histórico gesto, alentado por la Unión Europea y EE UU, ha sido la invitación del presidente armenio, Sergue Sarkisián, para presenciar juntos el partido de fútbol entre las selecciones de ambos países en las eliminatorias para la Copa del Mundo de 2010. Turquía ganó 0-2.
La visita de varias horas del dirigente turco tenía especial importancia por las tensiones que vive la región del Cáucaso a raíz del enfrentamiento entre Georgia y Rusia. Tras el conflicto en Osetia del Sur, Turquía ha presentado una iniciativa (Plataforma para la Estabilidad y Seguridad en el Cáucaso) para coordinar los intereses de los distintos países de una región clave para las nuevas rutas de transporte de hidrocarburos a Occidente. Gül, que fue recibido por Sarkisián en el aeropuerto de Eriván, agradeció a su colega armenio el apoyo prestado a la iniciativa turca durante la conversación que ambos mantuvieron antes del partido, según informó Interfax.
Los dos dirigentes se expresaron en términos positivos sobre el futuro. Sarkisián se refirió a la voluntad de resolver los problemas existentes y "no dejárselos a las siguientes generaciones" y dijo haber visto en su interlocutor el "deseo de dar estabilidad a la región". El turco invitó al armenio a devolverle la visita cuando se juegue el partido de vuelta entre ambas selecciones y manifestó que ayer se había expresado "voluntad política de crear una atmósfera que permita resolver los problemas entre Armenia y Turquía".
Sectores nacionalistas armenios protestaron ayer a la llegada de Gül, que fue acompañada de un gran despliegue de seguridad, para exigir el reconocimiento del "genocidio armenio", y "abrir las fronteras sin condiciones previas", según Interfax. En el estadio, la tribuna de autoridades fue protegida con cristales blindados.
Armenia y Turquía no tienen relaciones diplomáticas y, en 2003, Turquía cerró la frontera como protesta por la ocupación del Alto Karabaj, un enclave que pertenece oficialmente a Azerbaiyán. Sin embargo, el problema más enconado entre los dos países tiene que ver con la historia. Eriván quiere que Ankara reconozca como genocidio las matanzas que, según sus historiadores, costaron la vida a un millón y medio de personas de esta minoría en el Imperio Otomano en 1915. Sin renunciar a esta reivindicación, Sarkisián se ha pronunciado por mirar también hacia al futuro. Una mejora de las relaciones permitiría a Eriván romper el aislamiento económico que le ha impuesto Azerbaiyán. Para Ankara, a su vez, el deshielo sería un importante paso de acercamiento a la Unión Europea. Desde Bakú, la visita de Gül se ve como un cierto resquebrajamiento del frente común de solidaridad en apoyo de las reivindicaciones sobre el Alto Karabaj.
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