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El Vaticano reclama dialogar con el Gobierno sobre la ley del aborto

El cardenal Levada se declara "entristecido" y los obispos guardan silencio

La Iglesia católica española recibe "entristecida" el anuncio de la nueva ley del aborto, pero guardará silencio hasta no conocer los detalles de la reforma anunciada por el Gobierno socialista. Fue la escueta reacción oficial, ayer, de la Conferencia Episcopal.

Pero antes había hablado el cardenal William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. De visita en Santiago de Compostela, el prelado que sustituyó al cardenal Joseph Ratzinger al frente del ex Santo Oficio de la Inquisición cuando el prelado alemán fue elegido Papa, dijo estar "entristecido" por el anuncio del Ejecutivo.

"Un tal proyecto me entristece porque es un signo de que la visión de la vida creada, la preciosa dignidad de cada persona que comienza con la concepción, no está en la base de un tal proyecto", comentó Levada antes de participar en unas jornadas de teología organizadas por la Iglesia católica local. A su lado estaba el arzobispo Julián Barrios, uno de los dirigentes de la Conferencia Episcopal.

La doctrina que emite el Vaticano sobre la despenalización del aborto no ha cambiado. Pero sí el tono. En 1984, cuando el Gobierno de Felipe González anunció la reforma del Código Penal para regular esa despenalización en tres supuestos concretos, Roma hizo llegar al Congreso de los Diputados, presidido entonces por el socialista Gregorio Peces Barba, su amenaza de excomunión contra el Grupo Parlamentario Socialista en pleno. También los obispos extremaron entonces sus calificativos, incluida la consideración de "asesinos" sobre quienes votaran aquel proyecto de ley. Ahora, el tono ha cambiado. Los portavoces del papa Benedicto XVI, con Levada a la cabeza, piden tiempo para opinar e, incluso, "diálogo cordial".

"En la encíclica del papa Juan Pablo II El evangelio de la vida se pueden hallar muchos puntos para un diálogo", dijo el cardenal de la Curia (Gobierno vaticano). "El aborto no es una cuestión meramente política, sino algo religioso y cultural que toca las raíces del género humano", añadió, antes de abogar, textualmente, por ese "diálogo cordial y profundo con mayor atención a toda la historia de la cuestión". El prefecto de la Congregación para la Doctrina calificó de "documento autoritario" el futuro proyecto, dando por sentado que no habrá diálogo ni acuerdo.

La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega matizó más tarde que la nueva norma sólo pretende mejorar la ya existente para dejar claro "en qué supuestos se podrá interrumpir el embarazo y en cuáles no". "El Ejecutivo abre un debate tranquilo, sereno, sin dogmas ni posiciones previas para elaborar una nueva ley del aborto con diálogo y respeto a todas las opiniones. Estamos comenzando a trabajar y sentando las bases para hacerlo bien, en la forma, en el procedimiento y en el resultado para dar la mejor ley posible con diálogo y acuerdo, respetando las posiciones de quienes puedan no estar de acuerdo", destacó la vicepresidenta en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Cuando las críticas episcopales han sido más intransigentes, con una oposición rotunda a legislar sobre la materia, los socialistas replicaron a la Conferencia Episcopal si acaso es partidaria de "encarcelar a las decenas de miles de mujeres que abortan cada año en España".

El último documento episcopal sobre el aborto, de 25 de marzo de 2007, fue promovido precisamente por el arzobispo Julián Barrios, que ayer arropó al cardenal Levada. Como presidente de la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida, los obispos emitieron entonces una pastoral afirmando que "España tiene una de las legislaciones que menos protege la vida humana en el mundo entero".

"Como pastores del Pueblo de la Vida, tenemos que denunciar la extensión en nuestra sociedad de una verdadera cultura de la muerte, una visión del hombre que deja sin fundamento sus derechos fundamentales y diluye en la conciencia social el valor de la vida y la dignidad de la persona", añadían después de culpar a "diversos grupos de presión y muchos medios de comunicación de promover el aborto libre y la eutanasia".

El cardenal Levada (a la izquierda) y el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrios.
El cardenal Levada (a la izquierda) y el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrios.EFE

"Maniobra de distracción"

El presidente del PP, Mariano Rajoy, consideró ayer el anuncio de la nueva ley del aborto como una de "las maniobras de distracción" que lleva a cabo Rodríguez Zapatero para no hablar de la crisis económica. "Una vez más, demuestra la irresponsabilidad absoluta con la que se actúa. No sólo no afronta la crisis económica, no sólo no resuelve los problemas, sino que además está dispuesto a generar otros", reprochó al Gobierno un día después de que la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, anunciara la nueva ley para el primer semestre de 2009.

CiU y PNV darán libertad de voto a sus diputados y senadores cuando se vote este proyecto de ley, en aplicación del principio de la "libertad de conciencia". En el caso concreto de CiU, esa libertad se justifica en que es una formación que resulta de la unión de dos partidos: Convergència Democràtica y Unió Democràtica de Catalunya, con planteamientos diferentes en este tema.

El portavoz de ICV en el Congreso, Joan Herrera, reclamó al Ejecutivo que sea "valiente" e impulse una ley para que el aborto sea "libre, gratuito y público", como en las normativas "más progresistas de Europa".

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