Llega la hora de la gran colisión
Imagínese un experimento científico que lleva tal cantidad de cable (10 veces más fino que un cabello humano) como para cubrir de sobra la distancia de la Tierra al Sol cinco veces; que uno de sus detectores es más grande que la parisiense catedral de Notre Dame y que otro tiene un sistema de imanes con más hierro (10.000 toneladas) que la Torre Eiffel.