Los cineclubs no se rinden
La aparición de nuevos colectivos se suma a históricos como el de Vic
El Cine Club Vic cumple este año medio siglo de vida de sesiones ininterrumpidas, lo que lo convierte en el más antiguo de Cataluña en activo. Son 50 años de cine-fórum que dan al traste con la idea de que este tipo de asociaciones desaparecieron o están pasadas de moda. Ni lo uno ni lo otro es sostenible al constatar la buena salud de cineclubs con solera como los de Manresa y Sabadell, y la aparición en los últimos años de nuevos colectivos. El movimiento cineclubista catalán es actualmente el más importante de España, según Julio Lamaña, de la Federación Catalana de Cineclubs (www.federaciocatalanacineclubs.cat), pese a la existencia en otras comunidades de entidades tan potentes como el decano FAS de Bilbao.
En Cataluña hay en activo unos 40 con una oferta para todos los gustos
Los cineclubs cumplieron una importante función social durante la dictadura franquista, pero con la llegada de la democracia empezó su declive, una caída que tocó fondo a mediados de los años noventa del pasado siglo. En 1995 se conmemoró el centenario del cine y según Francesca Prat, veterana de la federación, esa efeméride sirvió de revulsivo. "Se habló mucho de cine y eso hizo que la gente que había dejado de programar sesiones se animara a buscar subvenciones para retomar la actividad". Muchas de estas asociaciones lograron sobrevivir con el apoyo de los ayuntamientos.
Más recientemente, con la aparición del DVD y el éxito del cine en versión original en Barcelona, mucha gente joven ha apostado por esta manera de exhibir cine en sus comarcas, explica Prat.
Elisabet Jané, del Cine Club Sabadell, reconoce que sin el respaldo de las administraciones es muy difícil sacar adelante su tarea pero, al mismo tiempo, defiende la importancia de "continuar difundiendo y reivindicando una manera de mirar cine". "Los multicines son las salas de los polígonos industriales y los cineclubs las de barrio o pueblo", dice el presidente del Cineclub Adler de Lloret de Mar, Joan Moret.
La nueva oleada de cineclubs no permite meterlos a todos en un mismo saco. Existen los que tienen una programación anual que se asemeja bastante a la que se puede ver en los Verdi o Renoir de Barcelona, como el cineclub Xiscnèfils de Cerdanyola del Vallès. Hay entidades en las que el cine es sólo una de sus muchas actividades, como en Sant Esteve Solidari, donde lo utilizan para divulgar contenidos sociales y políticos. Y otros, sólo organizan ciclos temáticos, como es el caso del Cinemanet de Barcelona.
También los hay que se decantan por propuestas más exóticas sacadas de circuitos underground o por documentales, como hacen en Manresa y Vilafranca. Asimismo, son recurrentes los que alternan cine independiente en versión original con filmes clásicos, lo que los convierte en una suerte de sede descentralizada de la Filmoteca de Catalunya, como ocurre en Vic y Olot.
Todos ellos son bastiones de una tradición de cineclubs que en Cataluña se remonta a mediados de la década de 1950, cuando cada ciudad y pueblo tenía el suyo. Como la dictadura franquista prohibía el derecho a reunión, muchas entidades nacieron al amparo de la Iglesia. Aunque la brigada político-social de la policía se encargaba de censurar las películas, las sesiones (con sus debates posteriores) se convertían a veces en actos de resistencia. Con la democracia, muchas de estas entidades quedaron huérfanas de su función social.
Prat asegura que la caída de este tipo de asociaciones fue más fuerte y rápida en Cataluña que en otros sitios de España. "Muchos de los que los utilizaban como altavoz acabaron en política, el número de cinéfilos disminuyó y los desencuentros entre instituciones y los que querían abanderar estas iniciativas se ahondaron", cuenta desplegando una excelente memoria.
Cuando ella llegó al colectivo, en 1992, sólo había unos quince cineclubs en activo. Actualmente funcionan en Cataluña unos 40, 32 de los cuales están federados. Pese a que muchas veces las temáticas de los filmes exhibidos aún cuentan con un importante trasfondo político, los cineclubs de hoy en día priman más el séptimo arte que lo político. Corren otros tiempos...
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