"La fiesta no está mal, pero me pierdo las de mi país"
El colectivo de inmigrantes, los mejores clientes de las barracas, busca su sitio en la Aste Nagusia
Claudia, boliviana de 18 años, no puede evitar sentir cierta nostalgia al recorrer las calles bilbaínas durante la Aste Nagusia. Le gusta la fiesta, pero no deja de recordar que a miles de kilómetros, en Quilacollo, una aldea cercana a su Cochabamba natal, latían las fiestas de la Virgen de Urkupiña (del 14 a 16 de agosto), un festejo a medio camino entre el Carnaval de Río de Janeiro y la peregrinación a Lourdes. "Se extraña mucho. La Semana Grande no está mal, pero las de mi país son unas fiestas increíbles", señala mientras curiosea por las txosnas del Arenal junto a su hermano mayor y su sobrino. "Hay pocos extranjeros en las txosnas. Es una costumbre muy suya, y todo lo tienen escrito en euskera. La verdad es que nosotros estamos más a gusto en las barracas", apunta su hermano.
"Vienen todos los miembros de la familia y se montan todos juntos"
Los inmigrantes que participan en las fiestas de la villa lo hacen de múltiples formas, tan diversas y contrastadas como las historias personales del colectivo: hay quien se aprovecha de la ocasión para adaptar su oferta de vendedor ambulante, como un joven senegalés que, tras recelar en un primer momento de las preguntas del periodista, confirma que lo que más está vendiendo son pañuelos azules a un euro, o como el quinteto musical Hermandad Latina, que toca melodías tradicionales de Perú en el Arenal. Shafika, argelina, lleva estos días a sus dos hijas al Txikigune. "Respeto mucho su fiesta, aunque todo esto del alcohol en la calle no me guste demasiado", explica como musulmana.
Otros extranjeros vinculados a los movimientos asociativos que hay detrás de las comparsas participan en ellas como uno más en los turnos. "Nosotros invitamos a la fiesta a toda la gente que participó con nosotros a lo largo del año" explica la mexicana Claudia Favela, de la comparsa Zaratas. Ella colabora en el programa Ahlan, emitido por Tas Tas Irratia, que invita a lo largo del año a los inmigrantes a contar sus experiencias personales.
En el parque de Etxebarria no hay desfase cultural. Norias, bingo, puestos de patatas y churros. Padres, niños, hijos y nietos pasean aprovechando en familia su tiempo de ocio. El lenguaje universal de los juegos de feria se convierte en uno de los principales atractivos para el colectivo inmigrante durante las fiestas bilbaínas. Familias y grupos de amigos de otras latitudes se han convertido en una clientela vital para que el negocio de los feriantes.
"Las ferias son para gente humilde, y ellos lo son. Las barracas son un lugar idóneo para que puedan gastar su dinero en ocio", señala Nicolás Ruiz, que lleva muchos años en el negocio. Su noria infantil es uno de los puestos preferidos de la feria, pero su temporada no se reduce a Bilbao: Burgos, Zaragoza, Santander y todo el norte de España son su área de trabajo. "Vienen sobre todo familias, y en todo el norte se nota últimamente que vienen muchos inmigrantes". Si no fuese por ellos, se notaría mucho más la crisis. Coincide con él uno de los trabajadores a cargo de los coches de choque: "Vienen todos los miembros de la familia, que a veces es numerosa, y se montan todos juntos".
Beto, de 32 años, ecuatoriano y trabajador en la construcción, protesta, no obstante, por el precio de las atracciones. "Con diez euros solo da para cuatro juegos, así que tenemos que moderarnos. Si no, me dejo el sueldo en esto", cuenta mientras lleva a su hijo Airo, de seis años, de la mano.
Edgar lleva ya tiempo en Bilbao. El pasado viernes, se acercó por primera vez este año a las fiestas. Él y su esposa llegaron de Bolivia hace ya ocho años. Su hija nació aquí. "En Santa Cruz, de donde somos, hay también barracas, pero son diferentes. Están todo el año, y en un mismo lugar se juntan barracas, actuaciones y espectáculos", señala. Su hija está encantada viendo cómo unos jóvenes intentan derribar unos botes a pelotazos.
Cerca de ellos, Marta le saca fotos a su hija pequeña con el móvil, que le mira divertida desde uno de los aviones de un tiovivo. Lleva tres años en España, y apunta que en Ecuador los niños también disfrutan de este tipo de actividades: "Allí hay menos cantidad de juegos; aquí te pierdes entre tantos".
Panorama de la inmigración
- El número de extranjeros empadronados en Vizcaya asciende a 58.130, según los datos el Instituto Nacional de Estadística.
- Representan el 5,1% de la población en la provincia
- Principales países de origen:
- Bolivia: 9.900 personas.
- Rumania: 7.700.
- Colombia: 6.600.
- Marruecos: 3.900.
- Ecuador: 3.300.
- Brasil: 2.700.
- Portugal: 2.500.
- Paraguay: 2.100.
- China: 2.000.
- El mayor colectivo de la provincia, el boliviano, apenas salía en las estadisticas hace 10 años.
- Tres barrios de Bilbao tienen una población inmigrante superior al 10%: Bilbao La Vieja, San Francisco y el Casco Viejo.
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